Tras un peregrinaje de 100 kilómetros recorridos a través de la Sierra, los senderistas alcanzaron este domingo su meta final en el Pueblo Mágico de Santiago, Nuevo León
Susana Mendoza
La Prensa
Desde temprano, con la primera luz del día apenas asomándose, el grupo se preparó para recorrer la última etapa de esta travesía que inició en Saltillo. Aún en la penumbra, tomaron sus mochilas y emprendieron el camino con la motivación de cumplir un sueño largamente planeado.
El equipo estuvo integrado por Eduardo Rodríguez, Primitivo García, Felipe de Jesús, Bety Gaona, Jaime López y su guía certificada Lylia Rocha, quienes partieron desde Puerto Gringo rumbo a la Parroquia de Santiago, su destino final.
La aventura comenzó días atrás en Saltillo. Primero caminaron 27 kilómetros hasta El Diamante, luego 28 kilómetros más hasta la Presa, para continuar con otros 22 kilómetros hacia San Antonio. Posteriormente avanzaron 30 kilómetros hasta Mesa de las Tablas, y el trayecto siguió rumbo a Potrero de Abrego y Laguna de Sánchez, sumando así una extensa ruta que puso a prueba su resistencia física y mental.
En el último tramo, al iniciar el descenso hacia Santiago, los senderistas hicieron una pausa especial para dejar constancia de su experiencia. En el lugar coincidieron con un grupo de corredores que participaban en un maratón local, con quienes compartieron el momento y se tomaron una fotografía que inmortalizó la culminación de esta significativa travesía.
Datos de la ruta
La ruta “De Santiago a Santiago” conecta al municipio de Santiago, Nuevo León (Nuevo León) con la ciudad de Saltillo (Coahuila) y abarca aproximadamente 200 kilómetros en su versión completa.
Está pensada como una travesía de varios días (suele mencionarse la duración de nueve días en los proyectos iniciales).
La ruta atraviesa paisajes variados de la Sierra Madre Oriental: bosques, montañas, valles rurales y pueblos entre los dos estados.
Algunos de los hitos o puntos de referencia de la ruta incluyen: El Diamante, Laguna de Sánchez, Mesa de las Tablas, San Antonio de las Alazanas, entre otros.
La iniciativa no sólo se plantea como un reto físico, sino también como una experiencia de turismo de aventura, conexión con la naturaleza y revalorización de zonas rurales poco exploradas.