Tras la rapiña en la volcadura de un tráiler en la carretera 57, las redes sociales se inundaron con ofertas del producto, algunos con las marcas de su lugar de origen
Ulises Cruz
LA PRENSA
La carretera 57 apenas había terminado de asentarse tras la volcadura del tráiler cargado de aguacates, cuando en Facebook ya circulaban ofertas con frases como “recién conseguido” y “solo hoy, directo del tráiler”. El accidente no solo dejó fruta regada en el asfalto: desató una oleada de comerciantes improvisados que en cuestión de minutos transformaron la rapiña en un mercado digital completamente activo.
El incidente ocurrió a la altura del ejido La Paloma, donde la unidad que se dirigía a Monclova terminó con las llantas al aire tras perder el control. El conductor resultó con golpes que no pusieron en riesgo su vida y fue trasladado a un hospital de Ramos Arizpe para valoración. Mientras las grúas se preparaban para mover el tráiler, la carretera se convirtió en un tapete verde: cajas rotas, aguacates rodando hacia el monte y curiosos que pronto dejaron de ser solo testigos.
En cuanto los primeros vecinos comenzaron a recoger la carga, el episodio tomó un giro peculiar. No pasaron ni diez minutos antes de que los grupos de compraventa se inundaran con fotos del fruto acomodado sobre mesas de cocina, botes de pintura vacíos o cajas recién desempolvadas. Usuarios de Castaños destacaron como los más veloces: fueron los primeros en publicar lotes completos con precios de “ocasión”, paquete, kilo o “lo que alcance la bolsa”.
La escena física avanzó a su ritmo —Guardia Nacional abanderando la zona, maniobras para enderezar la unidad, tráfico intermitente— mientras la escena digital corría sola. Entre comentarios de compradores preguntando por disponibilidad y vendedores aclarando que “es aguacate del bueno”, el episodio se volvió tema local, compartido con humor, reproches y ofertas que parecían salidas de un tianguis virtual improvisado.
Testigos contaron que la recolección fue tan rápida que muchos vendedores terminaron ofreciendo aguacates en todo estado imaginable: verdes, maduros, golpeados, intactos e incluso algunos mezclados con piedras o tierra adherida. Aun así, la demanda apareció. Y mientras el tráiler seguía sobre la carpeta asfáltica, en redes ya se negociaban entregas en Castaños, Monclova y ejidos cercanos.
Para el transportista, el saldo fue la pérdida total de la mercancía; para los improvisados comerciantes, una oportunidad que se movió más rápido que la circulación en la zona. Hasta el cierre de esta edición no se reportaron sanciones por la venta del producto, y la Guardia Nacional limitó su intervención al control del tránsito y retiro del vehículo.
Cuando el tráiler finalmente fue remolcado y la carretera recuperó su ritmo, las publicaciones seguían apareciendo: fotos con montones de aguacate sobre mesas, anuncios de “última tanda” y comentarios de compradores preguntando si todavía alcanzaban. Un accidente carretero que, por unas horas, convirtió la región en el mercado más verde de la jornada.