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Por Carolina Salomón
Daniela Huerta Arámbula, no cuenta con ninguna profesión y atiende pacientes COVID-19. Un día cuatro miembros de su familia se contagiaron y bastó que un médico le diera una explicación sobre el tratamiento de un enfermo de coronavirus para que ella misma sacara adelante a sus seres queridos. Hoy aplica esos conocimientos de manera gratuita luego de haber vivido en carne propia la discriminación, angustia e incertidumbre de tener un familiar al borde de la muerte.
La joven de 29 años de edad es originaria del municipio de Castaños, allá la llaman el “Ángel Caído del Cielo” porque a pensar de que no estudió una carrera de enfermería o para doctora ha logrado que sus pacientes se recuperen del coronavirus.
“Viendo a mi mamá (abuela) enferma, con el 90 por ciento de sus pulmones dañados y una neumonía muy avanzada, prometí a Dios que si se salvaba yo podía ayudar a enfermos Covid-19, que yo no les iba a cerrar las puertas porque es muy feo, porque yo pasé por eso”, dijo.
Daniela tenía un año viviendo en Ramos Arizpe, pero en octubre del año pasado que le avisaron que su abuelita se había contagiado decidió dejar la ciudad.
Su abuela, a quien ella ve como su madre se encontraba en Castaños, en estado grave de salud, con el 90 por ciento de sus pulmones dañados a causa de una neumonía.
La internó en una clínica particular para una mejor atención, pero los médicos la querían pasar al piso Covid-19 del IMSS, “yo tenía miedo por lo que dicen, que la gente que entra ya no sale viva”.
Sin embargo acató la indicación del personal de salud y al llegar al IMSS la abuelita se negó a ingresar por lo que decidió llevársela a casa, donde solamente estaría conectada a un tanque de oxígeno medicinal.
“No tenía ni la más mínima idea de lo que yo iba a hacer con mi mamá, como la iba atender, estaba totalmente sola y los médicos y enfermeras a los que le llamaba no querían venir por miedo a contagiarse”, mencionó.
Mencionó que algunos vecinos que sabían inyectar estuvieron aplicándole algunas dosis a su abuelita, sin embargo al enterarse que 3 tías y un tío se habían infectado, su familia fue víctima de discriminación.
“Mucha gente nos cerró las puertas, fuimos discriminados, nadie se quería acercar a nosotros y yo quedé totalmente sola con mis familiares enfermos”, señaló.
Afortunadamente en su familia, había una enfermera, Wendy Carrillo y su esposo Ramón Ochoa, un reconocido médico trabajador del Sector Salud, quienes le enseñaron a Daniela a inyectar, como checar la saturación, qué era lo que tenía que hacer cuando se terminara el oxígeno entre otras cosas para que se recuperara el paciente covid-19.
“Recuerdo que yo lloraba con mi prima, porque nadie quería venir atender a mi mamá y que eran bastantes inyecciones las que le tenía que poner”, indicó.
La mujer llegó a tener una saturación de 64, la familia imaginaba que lo peor podía ocurrir pues es diabética e hipertensa y por dos meses estuvo conectada a un tanque de oxígeno.
“Yo aprendí porque los médicos y enfermeras no querían venir, el doctor Ochoa siempre estuvo al pendiente mediante llamada cuando se complicaba la salud de mi mamá quien gracias Dios superó el virus”, explicó.
COMIENZA LA ATENCIÓN GRATUITA DE ENFERMOS COVID-19
Después de la tempestad llegó la calma en la familia, las tías y madre de Diana se habían recuperado, pero ahora ella tenía que cumplir la promesa de atender enfermos Covid-19 gratuitamente poniendo en riesgo su vida porque no contaba con los equipos de protección personal.
El primer paciente fue su vecino quien estuvo muy grave a causa del virus y que gracias a una amiga que la contactó pudo darle la atención rápida.
“A partir de ahí recibí muchísimas llamadas, todos los días se comunicaba gente conmigo, iba hasta Monclova, Frontera y San Buenaventura e incluso había personas que venían por mí hasta de madrugada para que yo atendiera a su familiar enfermo”, recordó.
Daniela Huerta no le teme al coronavirus e incluso la gente le pregunta que porque hace estas acciones sin cobrar un solo peso y responde que “yo no puedo cerrarles las puertas porque a mí ya me lo hicieron y se cómo se siente no encontrar un médico o enfermera”.
Cuando conseguía material de protección donado por los ciudadanos iba bien protegida a ayudar a los enfermos otras veces solo llevaba puesta la careta, el cubrebocas y unos guantes.
Ha atendido a más de 20 pacientes positivos a coronavirus en estado muy grave y 6 lamentablemente han fallecido.
“Había gente que me daba 100 o 200 pesos pero yo no los aceptaba, sabía que cuando estas conectado a un tanque necesitas mucho dinero para las recargas, mis familiares se gastaron alrededor de 90 mil pesos para el tratamiento, 2 mil pesos costaba una renta, 850 la recarga que duraba 16 horas las recargas y teníamos que tener cilindros listos de oxigeno medicinal”, contó.
EL CASO COVID-19 QUE LE MÁS LE CONMOVIÓ
Un matrimonio se contagió de coronavirus y la única que los atendía era la hija, quien desesperada por no saber qué hacer en estos casos se culpaba, “si se mueren mis papás va ser mi culpa”.
“Yo veía a Esther con sus dos papás, si yo atendía a mi mamá y era bien difícil, verla a ella era triste, no sabía qué hacer y me llamaba siempre angustiada, qué hago, tengo miedo, si no logro que mis papás se curen va ser por mi culpa, eso me dio mucha tristeza”, dijo.
La mujer era la que estaba más delicada de salud pero al checarle la saturación al hombre traía la presión muy alta y 54 de oxigenación lo cual era muy bajo cuando lo normal es arriba de 90.
Lamentablemente en la madrugada falleció, “Esther estaba sola con sus papás y dice que el señor entró al baño y escuchó cuando se cayó, ya ella no pudo hacer nada porque le dio un paro a raíz del COVID-19”.
A la familia se le apoyó con recargas y tanques de oxígeno, la madre de la joven sobrevivió y el padre se veía sano pues hasta comía y se bañaba pero un paro cardiaco acabó con su vida.
DESEA ESTUDIAR ENFERMERÍA
Daniela Huerta Arámbula, es una mujer casada y con dos hijos, nunca le gustó estudiar una carrera porque consideraba que era difícil y tenía que entregarse muchos años a los estudios.
Aunque su madre le pagara la profesión ella prefirió ser madre de familia, sin embargo, su mentalidad ya ha cambiado por las acciones que ha realizado y en un futuro estudiará Enfermería.
CREA FUNDACIÓN AYÚDANOS AYUDAR
Practica el altruismo desde hace mucho tiempo sin esperar nada a cambio, mediante su asociación que ha llamado Ayúdanos Ayudar apoya a niños, adultos y ancianos en condiciones vulnerables.
Dicha fundación la creó a raíz de que muchas personas la contactaron vía telefónica o por redes sociales para que realizara jugadas de lotería en beneficio de niños o adultos que padecen una enfermedad.
“Empecé con el caso del niño Ramsés, estaba hospitalizado y le pedían exámenes que costaban más de seis mil pesos, yo le mandé un mensaje a los papás que si podía hacer una jugada para recaudar fondos para él y aceptaron”.
Después de ahí se vino el caso de Ramirito un menor del ejido La Joya, al que le rentó casa en Villas de Guadalupe, luego las solicitudes de apoyo fueron aumentaron y todas se atendieron y se siguen respondiendo.
DISPUESTA A ATENDER ENFERMOS
Desde hace 15 días que Daniela no brinda servicios de salud porque no cuenta con overoles, guantes, mascarillas faciales, desinfectante y otros materiales para protegerse del contagio, sin embargo está dispuesta a ayudar si hay alguna persona que le done algunos materiales.