Fieles católicos asisten a iglesias de la Ciudad de México a tomar ceniza, como cada año, pero con un cambio radical en su aplicación.
En punto de las 8:00 horas, el templo de San Miguel Arcángel, en el Centro Histórico, abrió sus puertas a las personas que desean participar.
Por la pandemia de Covid-19, en lugar de poner una cruz en la frente de los creyentes, este año, el padre sólo vertió con una cuchara un poco de ceniza en las cabezas de las personas.
Sin embargo, el párroco comentó que desde el domingo ya se entregaron frascos rellenos con ceniza para que los fieles pudieran realizar este ritual en sus hogares.
«Guardando nuestra distancia, no tocando a los fieles e imponiéndole la ceniza a los fieles en la cabeza y no en la frente», comentó el padre David Flores.
El sacerdote informó que sí hay una gran afluencia, pero que también están entregando frasquitos con ceniza para que lleven a los enfermos y a personas que no estén presentes.
Además, dentro de la Catedral Metropolitana se instaló un pasillo con marcas de sana distancia en el piso donde un miembro del clérigo dejaba caer ceniza dibujando un cruz sobre la cabeza de los fieles.
La institución informó que en caso de que la demanda fuera demasiada, se instalarían más módulos de entrega de ceniza en el recinto.