“Yo estaba incapacitado ese día, sin embargo, se corrió el rumor rápido de la explosión, pues se escuchó en todo Rosita, nos unimos un grupo de compañeros y nos fuimos a la mina, queríamos sacar a nuestros amigos y no nos dejaron siquiera entrar a la planta”, relató Enrique “N”, minero de Pasta de Conchos.
“Fuimos los primeros que llegamos junto con otros compañeros del turno de primera, no nos dejaron entrar, ni siquiera a la planta, nos tenían en las galeras afuera en espera de entrar, la mina no estaba en buenas condiciones”.
Como si la explosión hubiera sido ayer, Enrique relata con lujo de detalles lo que pasó en las siguientes horas a la explosión.
“Todo era una locura, autoridades, ejercito cerraron los accesos a la planta, en la explanada se llenó de gente de familiares en espera de noticias, se hablaba que estaban vivos, nosotros estábamos listos para entrar con nuestros equipos, conocíamos la mina a la perfección pues ahí trabajamos muchos años, sabíamos de las condiciones, pero no nos dejaban entrar, nos peguntaban detalles y contestábamos con la realidad, se llegó a la conclusión que no era viable entrar” indicó.
“Pero eso no nos importaba, queríamos entrar a toda costa, ahí había amigos, compadres, familia, éramos una gran familia y si había posibilidades de sacarlos como fuera vivo o muertos era nuestra responsabilidad sacarlos” recalcó.
“Aun nos duele que no pudimos hacer nada, aunque yo pienso que sí, si nos hubieran dejado entrar rápido hubiéramos visto las condiciones de la mina y poder sacarlos” indicó.