Puede parecer una historia sacada de una película y la labor realizada por quien es considerado como el pionero de la falsificación en México, se encuentra anotada en los registros del Banco de México.
Se hacía llamar Enrico Sampietro, pero su nombre verdadero era Alfredo Héctor Donadieu de origen francés, el cual desde joven, mostró dotes en la réplica de documentos, los cuales eran admirados por la sociedad y hasta delincuentes.
Fue uno de los gánsteres quien le ofreció una fortuna si lograba falsificar documentos oficiales y dinero de aquel país, pero tras su captura, su artista se vio en la necesidad de huir, lo cual fue visto por Héctor Donadieu como la oportunidad para explorar el mundo.
Así fue como llegó a Colombia, en donde en un amañado juego de cartas, logró ganar el pasaporte a su contrincante, al que realizó para modificaciones para hacerse llamar Enrico Sampietro.
Con esa documentación pudo llegar a la ciudad de México, en donde aparentaba llevar una vida normal, pero en 1934, una gran cantidad de billetes falsos de 20 dólares fueron detectados y tras realizar un rastreo, se descubrió que provenía de la isla de Cuba, en donde su autor fue identificado como Héctor Donadieu.
Las investigaciones se realizaban en toda América Latina, pues también se detectaron al sur del continente, la circulación de billetes falsos en Venezuela, Argentina, Colombia, así como dólares estadounidenses. Los gobiernos se encontraban detrás de un falsificador profesional quien era considerado como el mejor de la época.
El gobierno mexicano sabía que billetes extranjeros circulaban en el país, pero no sospechaban que el autor se encontraba en el país, pues en los registros de ingresos de inmigrantes no aparecía el apellido Donadieu. En la ciudad ya se había instalado el artista haciéndose llamar Enrico Sampietro.
La alerta aumentó pues no sólo dólares comenzaron a circular, billetes de 20, 50 y 100 pesos que originalmente eran impresos por la empresa American Bank Note Company instalada en New York. El gobierno no sabía que hacer pues las réplicas eran casi perfectas y difíciles de identificar.
Investigaciones realizadas por el gobierno cubano, dio datos importantes para la identificación del falsificador pero un error sirvió para que la justicia lograra su captura. Su obsesión por las mujeres era tan grande que vivió con varias amantes, pero una de ellas no estaba dispuesta a compartir su cariño, denunciándolo ante las autoridades quienes en un operativo sorpresa, lograron su detención para después ser internado en el Palacio Negro de Lecumberri.
La fama de Sampietro ya había llegado a la prisión, tras los muros conoció al sacerdote Jesuita José Aurelio Jiménez, líder de la organización religiosa denominada “La causa de Fe» quien consideraba la falsificación como un método eficaz para afectar al estado que consideraba como herético y anticlerical.
El sacerdote le ofreció fugarse de prisión y lo invitó a unirse a su causa continuando con la falsificación de billetes mexicanos, y fue así como el 20 de julio de 1938 logra escapar de la que era considerada como la prisión más segura en América Latina, sin que se lograra su ubicación por varios años.
Los billetes falsos continuaron circulando y la policía no tenía ninguna información para poder capturar al responsable, hasta que el doctor en criminología Alfonso Quiroz Cuarón, logró nuevamente su captura en 1948 en una casa del barrio de Iztapalapa, siendo nuevamente internado en la prisión de Lecumberri pero ahora en una celda con extrema vigilancia.
Constantemente fue visitado por su captor, quien al conocer sus dotes artísticas, le recomendó que escribiera sus memorias mientras se encontraba en prisión, naciendo de esa manera el libro “Memorias de un falsificador”.
En 1961, logró cumplir su condena pero era considerado como una persona peligrosa para el país, por lo que fue expulsado.
A pesar de ser falsificaciones, los billetes de Enrico Sampietro son codiciados por los coleccionistas y su historia ha inspirado a muchos delincuentes que buscan obtener una fortuna de manera rápido, llegando sus hazañas a inspirar películas internacionales.