Por Gloria Jaramillo
No han barrera que no haya sobrepasado Argelia Dávila de Shuldes. Fue de las primeras 5 mujeres en Monclova que hace 50 años empezaron a practicar un deporte que entonces era considerado de hombres: el golf. Medio siglo después y a sus 90 años es la más entusiasta golfista que mantiene viva esta pasión.
Tuvo un efecto multiplicador como madre de cinco hijos y esposa, empresaria, deportista, y hoy la más amorosa abuela. Su filosofía dicta que con disciplina y entrega se deben hacer las cosas de la mejor manera, desde las más simples hasta las más complejas.
Tenía 40 años cuando fue seducida por el golf que entonces practicaba su esposo, Roberto Francisco Shuldes en el campo de golf El Socorro, coincidiendo en estos encuentros con don Harold R. Pape.
Roberto Francisco le enseñó las bases y las artes de este deporte y la fue guiando, hasta convertirse ambos en un equipo; en diversos torneos participaron como una exitosa pareja que ganó innumerables trofeos.
En lo individual Argelia obtuvo sus propias victorias, y junto a su marido tantos trofeos que un cuarto de la casona familiar fue insuficiente para albergarlos a todos, por lo que hubo necesidad de hacer una depuración.
Participaron juntos o en lo individual en torneos en otras ciudades o estados como Cancún Torreón, Guadalajara, Chihuahua, entre otras sedes.
SE ADELANTA A SU ÉPOCA
Argelia es originaria del pueblo de Cloete en la zona carbonífera de Coahuila. En ese entonces había una resistencia social a que las mujeres estudiaran, pero ella logró convencer a su papá para que le permitiera cursar la preparatoria en Saltillo y posteriormente la carrera de Química Farmacobióloga. Ya desde adolescente practicaba el voleibol.
Después de que obtuvo su título profesional en la universidad contrajo matrimonio con Roberto Francisco Shuldes, su novio desde la secundaria, y los hijos fueron llegando uno tras otro.
Su energía siempre fue avasallante: en la casa había un orden impresionante que se reflejaba en la pulcritud y en los horarios estrictos para almorzar, comer o cenar.
Siempre tuvo la inquietud de poner su laboratorio y lo instaló junto con Norma Velázquez, allí ejerce su profesión como química farmacobióloga, ya cuando sus hijos eran adolescentes.
Un día acompañó a su esposo al campo de golf y fue tal su fascinación que al poco tiempo se convirtió junto con otras 4 mujeres en pionera del golf, en el género femenino.
Entre las mujeres que practicaban este deporte estaba: Amparo Pape, Estela Valdez, Margarita Villarreal y Elsa Galván.
“De allí a la fecha no ha dejado de jugar, ya jugó con las abuelitas, algunas ya murieron, ha jugado con las hijas de ellas, con Paloma Benavides y con la nieta Palomita, mi mamá tuvo que cambiar su grupo de golf, de las cuatro iniciadoras sólo ella sigue jugando, dos murieron y otra sobrevive, pero ya no juega”, explica su hija Grethel Shuldes.
Los domingos familiares eran en los campos de golf, se organizaban torneos en familia y los hijos aprendieron de forma natural este deporte.
“Todos jugábamos en familia, algunos juegan mejor que otros, incluso hacemos torneos anuales que se llaman el Shuldes Open”.
Para mantener la fuerza que se requiere en la práctica de este juego, Argelia tiene como rutina ejercitarse diariamente en el gimnasio. Durante la pandemia le prohibieron el acceso a los gimnasios por su condición de adulto mayor, situación que la enfadó, pero no se permitió quedar inactiva y consiguió con una vecina una bicicleta estacionaria.
Su disciplina la lleva al campo de su alimentación, y es cuidadosa con lo que consume para estar en la mejor condición física.
La carrera ininterrumpida de Argelia fue frenada hace 3 semanas, a consecuencia de una caída en una de las rampas del club de golf, provocando una fractura en uno de sus hombros.
Afortunadamente pudo soldar su fractura sin necesidad de cirugía, actualmente tiene un brazo inmovilizado, pero en 3 semanas espera iniciar su rehabilitación, porque se ve maniobrando nuevamente en los campos de golf.
“SUPER WOMAN”
Argelia actualmente administra locales comerciales que le dejó su esposo. Personalmente cobra y resuelve cualquier problema que se pueda presentar con dichos locales.
Conduce ella misma su automóvil y hasta antes de accidentarse vivía sola en su casa, valiéndose por sí misma en todos los sentidos.
Además le gusta mucho viajar y por eso se mantiene en buen estado para poder disfrutar de sus pasiones de vida.
“Los nietos la ven como súper woman”, acota Grethel Shuldes quien habla de las grandes enseñanzas de su madre.
“Una de las cosas que nos ha enseñado es que todo lo que uno quiera hacer lo puede lograr, que se necesita disciplina y se necesita mucha actitud y que las cosas no llegan fáciles, pero se pueden lograr, además hay que disfrutar el camino, no sólo llegar a la meta, que la vida en sí vale la pena vivirla al máximo y que la edad no es más que un número”.
Disfruta mucho a su familia, y los nietos la llaman querida porque la consideran una abuela fuera de serie.
Roberto Francisco Shuldes fue su fiel y amado compañero hasta el año 2009 cuando falleció.
Sus hijos se preocuparon por la situación emocional de Argelia, pues el matrimonio fue completamente unido hasta su último día.
Pero Argelia logra sobreponerse a la tristeza por la pérdida de su compañero y ella asume que le tocó sobrevivir a su esposo, y hoy por hoy da muestra de entereza, sabiduría y la alegría de vivir y de contar con sus dos grandes pasiones: el golf y su familia.
