Por Fabiola Sánchez
Se sienten prisioneros en su país de origen; Juan Alberto y Yajaira joven matrimonio acompañados de sus tres pequeños abandonan sus hogar de la ciudad en Santa Bárbara, Honduras, esto luego de que la vida en su tierra, la “Mara Salvatrucha”, es quien tiene el poder y cobra cuotas a los trabajadores.
Hace aproximadamente 45 días esta familia originaria de Honduras, salieron de su hogar en ese país en busca del sueño Americano, logrando hasta el día de hoy sobre vivir de la caridad de las personas, quienes han apoyado durante su largo trayecto.
En entrevista para LA PRENSA DE COAHUILA, Juan Alberto quien es el jefe de familia detalló que hace cuatro años experimentó por primera vez su sueño de llegar a los Estados Unidos, donde afortunadamente logró cruzar la frontera y vivir por un tiempo.
LA PRENSA- ¿Por qué tomaste la decisión de salir de tu país?
MIGRANTE- Yo tuve que salir de mi casa, porque en Honduras la vida es muy difícil, hay no te pueden ver tatuado porque te matan o te amputan la parte donde tengas el tatuaje, y además que la mafia en ese País exige una cuota de 500 lempiras, vivir ahí es estar prisionero y esclavo para la mafia.
LA PRENSA- ¿Quiénes te acompañan en el viaje?
MIGRANTE- Mi esposa Yajaira, mis tres hijos de 5, 3 y 1 año y medio.
LA PRENSA- ¿Por qué viajar con la familia completa?
MIGRANTE- La primera vez que logré llegar a Estados Unidos, duré un año y medio, y ahí logré emplearme conseguir un trabajo, colocando climas en las casas, pero la migra me agarró y me deportó y pues tuve que regresar a Honduras, pero mi intención siempre fue regresar y le dije a mi esposa que intentaría cruzar nuevamente y ella me dijo que vendría conmigo ella y mis hijos porque tenía miedo vivir ahí y nos aventuramos, tomamos las maletas y abordamos la bestia (tren).
LA PRENSA- ¿Fue fácil abordar el tren con todo y tu familia?
MIGRANTE- Nada fácil, el tener que esperar que el tren baje su velocidad o se pare es un tiempo largo y si no se para nos tenemos que arriesgar a subir cuando va en movimiento, pero con mis tres pequeños hijos si fue muy difícil hacerlo, porque e incluso hay personas que han perdido la vida en su intento y mi esposa al ser la primera vez que hace esto, teme demasiado llegar a caer y más aún porque traemos cargados a los niños, pero aun así no tenemos que arriesgar y con la protección de Dios logramos hoy llegar hasta aquí a Coahuila, donde sabemos que estamos cerca de la frontera de Estados Unidos”.
LA PRENSA- ¿Has presenciado algún accidente durante esta aventura?
MIGRANTE- Es muy triste decirlo, pero si, en mi primer viaje, veníamos un grupo grande de personas de Honduras, el Salvador y otros países, y en un intento al subir a una de las góndolas del tren, el cual cargaba lingotes pesados, estos al momento de frenar la bestia, se mueven hacia donde estaba un compañero y lo aplastó, y todos vimos como murió a bordo del tren.
LA PRENSA- ¿Tienes miedo de que te pase algún accidente?
MIGRANTE- Si, y más en este viaje, por qué no vengo solo, pero soy muy cuidado en lo que hago, ya tuve la experiencia en mi primer viaje, entonces este ya es algo más fácil, pero complicado a la vez por qué estoy consiente que mi familia depende de mí.
LA PRENSA- ¿Cómo se vive el viaje, una vez que abordan el tren?
MIGRANTE- Antes de subir, tenemos que prepararnos con mucha agua y comida, estar siempre alertas, por qué siempre habrá alguien más que al verte quiera pasarse de listo e incluso hacemos algún daño, y eso hace más difícil el viaje y peor cuando el tren pará, por qué es cuando migración comienza a checar cada carro de la bestia”.
LA PRENSA- ¿Cuándo llegas a México, como es el trato de los mexicanos y de las autoridades?
MIGRANTE- Los mexicanos vos, nos han dado un buen trato, nos apoyado mucho, nos dan una moneda cuando nos ven en la calle e incluso nos da alimento y ropa, en cuanto a las autoridades, nosotros respetamos las leyes, y no hemos dado un motivo para que nos castiguen o nos sigan.
LA PRENSA- ¿Qué es lo peor que les ha tocado vivir en esta aventura del sueño americano?
MIGRANTE- Principalmente hambre, el tener que quedarnos en la calle por no conseguir dinero, y no dormir por tres días, eso es lo peor que nos ha tocado pasar, y más porque traigo a mis hijos y a mi esposa, por eso siempre me tengo que mantener alerta de quien nos observa, quien nos sigue, para evitar nos pase algo.
LA PRENSA-¿Alguna experiencia bonita que te haya dejado hasta ahorita?
MIGRANTE- El apoyo de la gente, los mexicanos nos han dado monedas para poder comprar comida, pañales, rentar un cuarto de hotel, y nos han regalado ropa para vestirnos, también nos han orientado durante el camino, el trato aquí en México y especialmente en Coahuila es único, es un País libre, donde la gente puede salir a las calles y hacer actividades en familia.
LA PRENSA- ¿Aquí en Monclova, cómo han vivido estos días?
MIGRANTE- Aquí la gente nos ha apoyado mucho, salimos todos los días muy temprano al Boulevard para pedir una moneda, con lo que juntamos al día les damos de comer a nuestros hijos, de hecho lo hemos platicado mi esposa y yo que si en un mes no logramos llegar a la frontera, aquí empezaremos a ser una vida.
LA PRENSA- ¿Crees que si se quedan a vivir aquí en esta Cuidad, vivirían tranquilos y seguros?
MIGRANTE- A lo que hemos vivido hasta hoy, si, aquí nos han apoyado mucho y yo pienso que nuestra vida y el futuro de nuestros hijos será bueno, de hecho estoy aprendiendo más el idioma aquí de México, ya que haya el decir algunas palabras que aquí también se hablan, tienen otro significado, por ejemplo pedir pisto, es pedir dinero, a las personas de piel blanca (güeros) les llamamos chele, y así muchas otras palabras que estamos aprendiendo por si nos quedamos aquí en Coahuila.
LA PRENSA- ¿Dónde se han quedado a dormir estos días?
MIGRANTE- Con lo que sacamos de la colecta que hacemos aquí en el boulevard, pagamos el hotel, pero es mucho gasto el que hacemos diario, a veces solo nos alcanza para eso, por eso todos los días tenemos que salir a pedir, por eso le pedimos a la gente que nos vea aquí pidiendo caridad, nos apoye en lo que sea su voluntad”.
“Yo lo único que buscó es una estabilidad para mí familia, que ellos estén seguros, por eso huimos de Honduras, y no solo nosotros mucha gente más son quienes salen de ahí por vivir ahí, es vivir prisionero”, así lo dijo Juan Alberto, quien dejó su número telefónico para que las personas de corazón deseen ayudar a él y su familia 866 171 45 78.
Cabe señalar que así como esta familia ha vivido está experiencia en busca de un sueño americano, hay miles de personas más de ese país, quienes salen huyendo del control de la mafia que hay se vive.
