Que volara muy alto y que la esperara, pidió Marisol a su hijo Brandon Giovanny mientras acariciaba su ataúd.
«Nos vamos a volver a ver algún día. No me olvides», dijo tras agradecerle los 12 años que pudieron estar juntos.
El niño fue una de las 25 víctimas fatales del desplome de una trabe en la estación Olivos de la Línea 12.
Todo un día lo buscaron por hospitales, hasta que el miércoles les confirmaron que estaba en el anfiteatro.
Ayer lo velaron en su casa y sepultaron en el panteón de San Lorenzo, en Iztapalapa, al ritmo de un rap que sonaba desde el celular de Marisol: «Tú no viste lo que yo / no viviste como yo».
A su mamá le había prometido festejar el 10 de mayo. El lunes, acompañado por la pareja de su mamá, se quedó a una estación de volver a casa.
En San Juan Ixtayopan, Tláhuac, velaron también a Nancy Lezama, la joven de 22 años, cuya hermana -Tania, de 15 años- sigue internada y es reportada grave.
Estudiaba Pedagogía en una universidad privada y, aunque recibía el apoyo de sus padres, trabajaba como vendedora en un centro comercial de Iztapalapa.
Ayer se llevaron a cabo los velorios y se acumularon las denuncias.
Fuentes de la Fiscalía General de Justicia de la CDMX aseguraron que después del colapso del convoy han recibido unas 80 denuncias, tanto en la sede del Búnker, como ante Ministerios Públicos en Iztapalapa y Tláhuac.
Es la lluvia de reclamos por indemnizaciones y reparación de daño por lesiones.