José Antonio García, ex jugador de Pumas, busca justicia luego de que el club universitario lo abandonó a su suerte, tras una negligencia médica que lo tiene en silla de ruedas y en espera de una prótesis de cadera que le permita volver a caminar.
Durante una conferencia vía zoom en la que estuvo al lado de sus abogados, Daniel Apaza y Juan Carlos Vásquez, además de Álvaro Ortiz, presidente de la Asociación Mexicana de Futbolistas Profesionales, mencionó a los culpables de esta situación.
«Rodrigo Ares, ex presidente de Pumas nunca me dio la cara, siempre me mandó con el vicepresidente operativo, José Rodríguez, quien me dijo: ‘te tocó a ti, tuviste mala suerte'», explicó.
«Antonio Sancho (ex vicepresidente deportivo de Pumas), quien no me dejó tratar mi problema con otro médico ni buscar otra rehabilitación, él justificaba que acaba de cambiar el departamento médico con Radames Gaxiola al frente».
Luego de cuatro operaciones y una mala rehabilitación de parte del club, le cancelaron un contrato que tenía vigente y tampoco quisieron cubrirle el tratamiento que tuvo que realizar por su cuenta y en el que gastó un millón de pesos.
«Busco justicia y un trato digno, no somos máquinas sino personas. He recibido el apoyo de mis compañeros, no me había animado a hablar hasta que no estuviera solventada la demanda, hoy me tocó a mí, pero le puede pasar a cualquier, mi calidad de vida no volverá a ser la misma», dijo.
«La FIFA y las leyes de México respaldan mi solicitud, ya perdí todo, no pierdo más por hablar. Este tipo de casos no los podemos dejar impunes, ojalá y se pueda marcar un precedente, que haya una vida laboral más justa».
La demanda ya se encuentra ante el TAS, y se espera que en un lapso no mayor a 6 meses se dé una resolución que tendrá que acatar el Club Universidad.
Juan Carlos Vásquez, especialista en derecho de futbol, dijo que es un tema laboral y de dignidad, además de que tiene relación directa con los derechos humanos.
«Hay estudios médicos avalado por FIFA, donde dice que se le van a dificultar los problemas motrices, incluso para caminar», detalló.
Daniel Apaza, especialista en derecho laboral deportivo indicó que no hay una terminación laboral del contrato y el ex jugador requiere una pensión de invalidez.
«Es un tema de resarcir este tipo de situaciones, trasgrede el derecho en condiciones dignas. No se está pidiendo nada exorbitante, es algo que se desprende de las pruebas», abundó.
Los abogados coincidieron en señalar que a pesar de que la negligencia se haya presentado en administraciones pasadas, el club tiene que responder como institución.
«Firmó un contrato con el club, no con los directivos y no pueden hacerse a un lado», recalcó el abogado Apaza.
No se revelaron las sanciones a las que podría hacerse acreedor el Club Universidad, ya que el TAS pide confidencialidad en este tipo de situaciones.