MONTEVIDEO.- El exmandatario uruguayo de 85 años José Mujica se retiró este martes de la política activa, tras empuñar las armas, pasar por duras condiciones de cárcel e incorporarse luego al sistema político, donde exhibió un tremendo poder de seducción con un mensaje de austeridad y humanidad que caló hondo en el mundo.
«Tengo mi buena cantidad de defectos. Soy pasional. Pero en mi jardín hace décadas que no cultivo el odio. Aprendí una dura lección que me puso la vida: el odio termina estupidizando porque nos hace perder objetividad frente a las cosas. El odio es ciego, como el amor, pero el amor es creador y el odio nos destruye», dijo Mujica en un breve discurso de despedida en el Parlamento, tras agradecer elogiosas despedidas de varios legisladores.
Deja así la política activa, aunque aclaró que continuará asesorando a sus correligionarios cada vez que lo convoquen.
Nacido en una zona obrera de Montevideo, trabajó durante su juventud como vendedor de flores para ayudar a la economía familiar tras la temprana muerte de su padre.
Testigo de las luchas obreras de los años 1950 cuando Uruguay daba sus últimos hálitos como la ‘Suiza de América’, Mujica militó en Partido Nacional, para después, inspirado por la revolución cubana, decantarse por la acción armada en un país en democracia.