Mientras se define el histórico proceso de elecciones que se vive en Estados Unidos, descubre cuáles son los placeres culinarios que definen a cada uno de los candidatos: Donald Trump y Joe Biden.
Donald Trump
La afición del candidato republicano a la comida chatarra es muy popular y ha hecho gala de ésta frente a un importante número de sus invitados a la Casa Blanca, sin embargo, su origen es poco comentado.
De acuerdo con el autor Michael Wolff, más allá de representar el orgullo alimentario estadounidense que se hizo popular a mediados del siglo pasado, en su texto, «Fuego y Furia: En las Entrañas de la Casa Blanca de Trump», Wolff señala que este gusto es consecuencia del miedo del hoy Presidente a ser envenenado.
A pesar de haber sido dueño de un viñedo ubicado en la región productora (AVA) The Monticello, en Virginia Central (actualmente en manos de su hijo Eric Trump), el empresario no bebe alcohol debido a que el alcoholismo cobró la vida de uno de sus hermanos.
Para acompañar sus festines de comida rápida y su jornada diaria en general, el actual Mandatario consume por lo menos una docena de latas de Coca Cola light, de acuerdo con el texto «Let Trump Be Trump: The Inside Story of His Rise to the Presidency».
A pesar de ser uno de los hombres más poderosos del mundo, la hamburguesa Big Mac, con un valor de 5.67 dólares (119 pesos) en EU -de acuerdo con la agencia especializada Statista-, es el plato favorito de su restaurante predilecto.
Además de ser un amante empedernido del restaurante inaugurado en 1948 en San Bernardino, California, Trump también dedica grandes banquetes a la firma fundada en 1939 por el coronel Harland D. Sanders en North Corbin, Kentucky, actualmente Kentucky Fried Chicken. Grandes pasteles de chocolate y papas fritas, tampoco pueden faltar en su mesa.
De acuerdo con una publicación de la Universidad Penn State, el Presidente retiró de la Casa Blanca el huerto desarrollado por Michelle Obama con el objetivo de difundir un modelo de alimentación saludable.
Joe Biden
El helado es el placer culinario más importante en la lista del candidato demócrata, que en 2016 declaró «no bebo ni fumo, pero como mucho helado», en un video publicado por el canal oficial The Obama white house.
Su amor por el helado es tan grande que, de acuerdo con datos de la Comisión Federal de Elecciones, en abril de 2020 ya había gastado más de 10 mil dólares en su gélida afición, durante su campaña por ocupar el puesto principal en la Casa Blanca.
Los litros de este postre, adquiridos por el aspirante a Presidente para ser entregados a sus donadores, fueron comprados a la firma Jeni’s Splendid Ice Cream y, de acuerdo con el medio especializado Eater, esta elección también formó parte de una decisión política.
La fundadora de la marca Jeni Britton Bauer es una destacada patrocinadora de Biden. En 2016, el entonces vicepresidente visitó la sede de Jeni en Columbus, Ohio, para realizar una conferencia de prensa sobre salarios.
De acuerdo con el medio estadounidense The Washington Post, para Jill Biden, esposa del candidato, la importancia de lo que hay en el plato es secundaria al ritual de comer en familia, ya que para Jill la comida significa en primer lugar amor.
«Después de casarse con Joe, entonces un senador viudo que se trasladaba a Washington, preparaba la cena para sus dos hijos pequeños todas las noches, creando un ritual que era más que sustento», detalla el diario.
Las preferencias gastronómicas de ambos candidatos se encuentran en la abstinencia al alcohol – el ex vicepresidente declaró en 2008 al diario The New York Times que había ya suficientes alcohólicos en su familia- y la predilección por la Coca Cola sin azúcar.
Las pastas con base de salsa de tomate son un hito para la familia Biden, ya que tanto Joe como Jill son amantes de este estilo de preparaciones, pasando desde la simple salsa de tomate sazonada, hasta la fra diavolo y boloñesa.