«Hay una lectura muy clara y contundente en la premisa de esta película y que a mí como persona me aleccionó profundamente: el día que dejemos de ver diferencias y acentuemos afinidades, seremos un mundo mejor».
Akwafina, actriz
Tras estar escondido entre la sociedad californiana como un valet parking, Shang-Chi (Simu Liu) deberá acudir a su llamado como un superhéroe de las artes marciales y a un enfrentamiento familiar inesperado.
Shang-Chi y la Leyenda de los Diez Anillos, que se estrena este jueves, es un relato mitológico de la franquicia de Marvel que, basado en el personaje de los cómics creado por Steve Englehart y Jim Starlin, resalta y revalora la cultura asiática.
Hay quienes presagian que esta superproducción, cuyo presupuesto superó los 150 millones de dólares, podría significar, para la comunidad asiática, lo que Pantera Negra hizo para los afroamericanos.
«Todos coincidimos en que era muy alentador ver una gran producción, a escala mundial, con fortalezas de la cultura asiática. No se trata de clichés, no se trata de críticas: es un panorama visual, sonoro, textual que deslumbra y por eso nos sentimos fascinados, todos», dice la actriz Akwafina, miembro del elenco.
Dirigido por Destin Daniel Cretton, el largometraje inicia cuando el tímido y supuestamente sedentario protagonista se confronta con su historia familiar al ser emboscado por la cofradía clandestina de los Diez Anillos.
En el sangriento enfrentamiento, Razor Fist o Puño de Navaja (Florian Munteanu) le hace asumir que su hermana Xialing (Meng’er Zhang) y su padre Wenwu (Tony Leung) lo necesitan, así que viaja a Macao para constatarlo.
Su compañera de trabajo, Katy (Awkwafina), es testigo de los incidentes ocurridos en San Francisco, así que el héroe le confiesa la verdad: fue entrenado para ser un asesino.
Shang-Chi fue rodada principalmente en Australia, pero tuvo varios retrasos debido a las cuarentenas impuestas por la contingencia sanitaria.
Al ser la primera representación fílmica de un personaje conocido como el «Maestro del Kung Fu», Cretton (Short Term) se esmeró en entregar una propuesta de acción sin paralelos en el Universo Cinematográfico Marvel.
Las inspiraciones fueron desde El Tigre y el Dragón y la saga Ip Man, hasta la filmografía del artemarcialista estrella Jackie Chan.
El recientemente fallecido coordinador de peleas Brad Allan, ex colaborador del mismísimo Chan, estuvo a cargo de las escenas de combate aquí, pieza esencial de la narrativa.
Wenwu, también conocido como «El Mandarín», acabará siendo el principal antagonista, portador de los anillos o brazaletes del título del filme, que en las historietas permiten desde lanzar rayos de energía hasta manipular estructuras atómicas.
«Hay acción, artes marciales, diversión, hay humor, mucha reflexión todo lo que necesitamos hoy en día», opinó la actriz.
En un largometraje lleno de combates, donde hay bosques místicos y artefactos legendarios, el personaje de Akwafina parece un testigo de la magia, otra espectadora de los asombros de la historia.
«Creo que en algún momento me sentí la forastera en el filme, porque soy la única que no tiene tantas escenas de acción como mis compañeros. No entrené para pelear con coreografías. Manejé, y lo hago muy bien en el filme.
«No sé si como conductora de un auto sea la mejor, pero he sobrevivido bien, y al ver a Katy digo: ‘Sí, qué buen personaje'», declaró.