La jarocha Ana Laura Delgado, artífice de El Naranjo y cultivadora de los deleites de su tierra, se propuso desde 2003 publicar libros de gozo perdurable.
Ganadora del Premio BOP 2022 a la Mejor Editorial para la región Centro y Sudamérica en la Feria del Libro Infantil de Bolonia -el encuentro más importante del mundo para el sector-, El Naranjo dispone de un catálogo de más de cien títulos que apuestan por un enfoque lúdico.
Ya desde el nombre mismo del sello y su lema, “¡Sácale jugo a la lectura!”, se advierte este afán, al tiempo que es una metáfora de la actividad editorial como un árbol prolijo del que se desprenden frutos, que son las obras, dice Delgado en entrevista.
“Su objetivo primordial”, se lee en la presentación de El Naranjo, difundida en Bolonia, “es construir a una estética propia para contribuir a la formación de lectores críticos y creativos, a través de obras que estimulen su sensibilidad e interés, abordando temas con los que se sientan identificados o que provoquen nuevas reflexiones”.
“Hemos sido muy consistentes con lo que queremos, porque sería muy fácil publicar los temas que están de moda, pero es una gran responsabilidad la visión del mundo que transmitimos a los niños y a los jóvenes, y por lo mismo evitamos reproducir los estereotipos”, añade Delgado.
Esta postura, explica, les ha permitido abordar temáticas diversas, incluso aquellas que los padres consideran complejas para los niños.
“Tenemos temas de diversidad sexual, sobre la muerte, sobre los acercamientos a los niños de mala manera, sobre la locura, las pasiones o la desigualdad, pero también sobre la esperanza, porque no todos nuestros libros son grises.
“Nos atrevemos a abordar temas de religión, que en otros casos no se consideran, porque muchas veces los editores piensan que el mejor mercado para los libros son las escuelas y entonces ahí hay filtros más fuertes”, señala.
A los niños, ¿se les puede hablar de todo en estos libros?
Estoy convencida de que todas las temáticas pueden ser abordadas para los niños. ¿Cuál es la diferencia? La manera en como se les explican las cosas y cómo se abordan los temas, lo cual puede hacerse con calidad literaria, es lo que buscamos en El Naranjo.
LA SEMILLAEl Naranjo, además, es una editorial que remite al terruño veracruzano de Delgado.
También historiadora y aficionada a la cocina, la hoy editora recuerda cuando recorría, provista de su cámara, regiones y localidades de Córdoba y Ciudad Mendoza, en su natal Veracruz, para recuperar los relatos de los pobladores, no sólo los “grandes eventos”.
Estaba influenciada, rememora, por el historiador Luis González y González y su afán por documentar la “matria”, la patria en óptica más nuclear, y emprendió proyectos de historia gráfica que rescataban, también, las fotografías de álbumes familiares.
Luego montaba exposiciones en plazas -a veces hasta en sillas y banquitos- que convocaban tumultos.
Esta experiencia, prosigue, la condujo a la edición.
“La edición se volvió una pasión. Significaba recuperar historias, recuperar la voz de la gente, de los escritores que recuperan con sus historias pensamientos y vivencias que han tenido, o simplemente mundos imaginarios”.
Y el mundo inicial de Delgado, claro, era Veracruz.
“A mi padre le encantaba declamar”, recuerda. “De ahí vino el gusto por la palabra, por la música tradicional, por las décimas de Veracruz. Por eso en El Naranjo dimos mucho espacio a la poesía, que consideramos un alimento para el alma.
“Es una pena que no se lea como quisiéramos, porque mucha gente tiene el prejuicio de que no la entiende, pero para los niños es algo maravilloso. Ellos desde la cuna disfrutan la sonoridad de las palabras y las rimas”.
LOS FRUTOS
Delgado revela que, desde hace tiempo, le ilusiona escribir un libro de cocina para niños.
“La cocina es mi pasión: vengo de una familia de cocineros. A veces, así como leo literatura, leo también recetas”, dice la editora que disfruta preparar, entre otros platillos de su tierra, arroz a la tumbada con camarones.
¿Encuentras algún parecido entre editar y cocinar?
La comida es un gozo instantáneo y es un gozo que te permite regresar cuantas veces quieras a él. Y el libro, cada vez que lo abres, sabe distinto. Es decir, encontrarás reflexiones diferentes en cada lectura.
En El Naranjo, detalla, los libros se fraguan en cocción lenta, de un año y en ocasiones hasta dos, por lo que, ante el cuidado, no extraña que haya ganado el Premio BOP.
Pero no se trata de un sello conformista.
Delgado revela busca añadir cada cada vez mayor cantidad de ilustraciones a sus preparaciones editoriales.
“Si hace falta incluir más páginas para que respire mejor, se las ponemos”, asegura, sin restringirse a un número determinado de folios.
“Cada libro da lo que nosotros en el proceso de la edición vamos sintiendo que debe tener. Son libros de calidad, al punto de que, si ya tengo las pruebas listas para la imprenta y algo puede quedar mejor, nos regresamos a los archivos y se pagan otras pruebas. Es una manera de homenajear nuestros lectores”, considera.
Pero siempre hay algo que le preocupa de manera enfática: “Que logremos publicar obras que tengan peso en la historiografía de la literatura infantil y juvenil en México, y hay varios libros que estoy cierta de que así será”.
Además del Premio BOP, títulos de El Naranjo, como Tigre callado escribe poesía, de Monique Zepeda con ilustraciones de Julián Cicero, o Para Nina, Un diario sobre la identidad sexual, de Javier Malpica con el arte gráfico de Enrique Torralba, han sido reconocidos en el catálogo White Ravens, que cada año elabora la Internationale Jugendbibliothek (Biblioteca Juvenil Internacional) de Múnich, Alemania.
En www.edicioneselnaranjo.com.mx puede hallarse el catálogo completo de El Naranjo, un árbol del que florece la lectura.
ABOGA POR MAYOR DIFUSIÓN
La literatura infantil y juvenil que se produce en México requiere de mayor exposición, considera Delgado.
“Si bien algunas obras han sido traducidas, otras no, porque los sellos generalmente buscan libros que les hagan ganar millones, y aquí estamos hablando del trabajo de literatura de calidad que están haciendo las editoriales independientes, no sólo de México, sino de toda América Latina”, plantea.
La editora espera que el Premio BOP, obtenido también, en años anteriores, por otras tres editoriales mexicanas (Petra, en 2014; Tecolote, en 2018, y Ediciones Alboroto, en 2020), permita una mayor difusión internacional del trabajo que realizan.