Mujer, afrodescendiente, feminista, abogada, ambientalista y férrea defensora de los derechos humanos. Hoy, a sus 40 años, la lideresa izquierdista Francia Elena Márquez Mina podría convertirse, según todas las encuestas de intención de voto, en la primera Vicepresidenta negra en un país donde no ha gobernado la izquierda.
Francia es todas las comunidades colombianas más vulneradas, afirma la estudiante universitaria María Alejandra Garcés Isaza. Por su propia experiencia, enfatiza, conoce la exclusión, la marginalidad, la violencia de grupos armados, el desplazamiento forzado, el racismo, el abandono estatal.
«Es un referente femenino de liderazgo, valentía, tesón y construcción de paz en una sociedad tan difícil como la colombiana», agrega la joven, de 26 años, y estudiante de la Universidad Nacional de Colombia.
Desde los 15 años, Márquez abortó su sueño de ser cantante y actriz para enfocarse en la lucha contra la minería ilegal que afectaba a su comunidad, el corregimiento de La Toma de Suárez, al norte del Cauca, uno de los departamentos más castigados por la violencia y la pobreza.
Ahí, poco antes de convertirse en madre y criar sola a su primer hijo, se erigió como líder comunitaria en defensa del agua, los recursos y su gente con grandes victorias frente a los Gobiernos de Álvaro Uribe y Juan Manuel Santos.
«El territorio es la vida, y la vida no se vende, se ama y se defiende», ha sido su mantra desde entonces.
Lideró la histórica Marcha de los Turbantes en 2014. Con un contingente inicial de 15 mujeres de La Toma, caminó más de 600 kilómetros hasta Bogotá para exigir el freno a los mineros ilegales que estaban invadiendo su comunidad con retroexcavadoras.
En el camino se unieron en total unas 80 mujeres, todas negras del Cauca con coloridos turbantes, que, tras 10 días a pie, llegaron a la capital para instalarse en un plantón que terminó con un acuerdo con el Gobierno para sacar a los extractivistas.
Su trabajo fue galardonado con el Premio Nacional a la defensa de los derechos humanos en Colombia, y, más tarde, con el «Goldman Environmental» en Estados Unidos, el llamado Nobel verde que antes recibieron las Abuelas argentinas de Plaza de Mayo o la activista hondureña asesinada Berta Cáceres.
En 2016, fue invitada a La Habana para participar, en nombre de la comunidad afrodescendiente, en el proceso de paz entre el Estado y la entonces guerrilla de las FARC. Al respecto, se le atribuye el «Capítulo Étnico para la Paz».
Su lucha, no obstante, le valió amenazas de muerte, al igual que a otros líderes sociales, de parte de grupos armados como Águilas Negras y Los Rastrojos.
De la mano de sus dos hijos, se vio obligada a dejar su casa y huir de su comunidad hacia Cali en 2014. Ahí, comenzó su carrera en derecho. Como madre soltera, trabajó como empleada doméstica mientras alternaba sus estudios universitarios.
Años más tarde, junto a otros líderes sociales del Cauca, fue víctima de un atentado terrorista presuntamente por parte de disidentes de las FARC, del que resultó ilesa.
Aquella que fue reconocida por la BBC como una de las mujeres más influyentes del mundo externó por primera vez sus aspiraciones presidenciales en 2020, posterior al estallido social contra las reformas tributarias del actual Gobierno de Iván Duque.
«Quiero ser Presidenta de este país. Quiero que nuestra gente se sienta libre y digna. Quiero que nuestros pueblos puedan ser desde sus diversidades culturales. Que nuestros territorios sean espacios de vida», escribió entonces en Twitter.
Hoy, su fórmula para las elecciones de este domingo, con el izquierdista Gustavo Petro como aspirante presidencial, lidera todas las encuestas de intención de voto ante un electorado que demanda un cambio de Gobierno.
«La sola presencia de Francia Márquez en la contienda electoral ya es señal de un cambio importante en los intereses del electorado y en la dinámica política del país», expone Sandra Botero, profesora de Ciencia Política de la Universidad del Rosario.
Su candidatura no fue casualidad. Arrasó en las primarias de marzo como la tercera candidata más votada de la coalición, lo que obligó a Petro, quien ganó la consulta y con quien había tenido algunos desencuentros, a apuntarla como su compañera de fórmula.
Su presencia en la contienda ha ayudado al izquierdista a reforzar su campaña y conectar con algunos sectores con los que ha tenido diferencias. Promete, entre otras cosas, implementar la redistribución de la riqueza, impulsar el diálogo con los actores del conflicto interno en el país, poner fin al prohibicionismo de las drogas, y la puesta en marcha de políticas antirraciales y feministas.
«A Petro no le va tan bien con (algunos sectores de) las mujeres, entonces creo que Francia refuerza, digamos, su fortaleza en los jóvenes, pero además ayuda con estos otros sectores (…) para varios grupos ella calma algunas de las preocupaciones que hay frente a Petro (como el tema del aborto, entre otros)», apunta Botero.
A pesar de que ha sacudido la discusión nacional, la lideresa no se ha librado de ataques racistas durante su campaña -la llegaron a llamar «King Kong»-, ni de amenazas de muerte, al igual que Petro. En un mitin el pasado sábado, uno de los asistentes la apuntó con un rayo láser en la cara, lo que obligó a sus hombres de seguridad a resguardarla y abandonar el lugar.
«¡No nos callarán! Nuestra lucha es y siempre ha sido contra todos los tipos de violencia que pretenden sembrarnos miedo. ¡La paz vencerá!», dijo después Márquez en un comunicado.
Otros, la han criticado por su falta de experiencia en cargos públicos. Botero señala que si bien no tiene esas características, sí cuenta con una basta experiencia en liderazgo comunitario y otros ámbitos que pueden enriquecer al país desde varios frentes.
Garcés Isaza, la joven universitaria, sostiene que entre los estudiantes el clima es de «esperanza» ante la llegada de Márquez al poder.
A través de sus discursos, sus acciones y sus logros, destaca, la lideresa ha mostrado ser una mujer consecuente.
«Si llega a la Vicepresidencia, será un logro, sin precedentes, de la resistencia social que incluso ella misma ha liderado», asevera.
