Por Lilia de la Fuente
‘’VIVA MEXICO’’
LOS COAHUILENSES
NOS GANAMOS CON HONOR
LA COMIDA A TRAVES DE NUESTRO
TRABAJO
X
“MI MEXICO HUMANO”
¡México! mi México humano
Es tu raza ejemplo, de paz y de honor.
tienen tus entrañas, volcanes,
desiertos, lagos, y montañas,
ríos, valles, bosques, cultura, esplendor.
¡México! Te mueves al ritmo del arte,
al son del mariachi, marimba, acordeón,
Te mueves con cantos, con alas de viento,
que montan las cimas, descubriendo a Dios.
¡México abundante! De ricos sabores,
¡Con grandes mercados! de aromas y flores,
Tu gente nativa, ¡es lo más creativa!
Son tus artesanos que hacen con sus manos,
Bordados, tallados de magia y colores.
¡México mestizo! ¡del águila azteca!
Surgiste del centro de Tenochtitlan…
Siguen en tu historia, recuerdos de gloria,
Verde, blanco y rojo; bandera inmortal.
Son tus ciudadanos ¡dignos mexicanos!
Mezcla de las sangres, cultura y honor…
La nativa pura; hoy la raza azteca,
Fundida con savia del conquistador;
Mi México humano, mi país altivo,
de regios valores y libre albedrío…
¡México de Juárez! de lucha y respeto,
al derecho ajeno, ¡México de paz!
¡oh tierra natura de fama y cultura!
Abierta al progreso del mundo exterior…
Es con el trabajo que el globo terrestre,
Nos ve y nos admira ¡bendito sea Dios!
Con sangre te dimos México; ¡la vida!
Con la independencia, ¡hoy la libertad!
México de bronce, de plata de oro,
De carbón, de acero ¡México inmortal!
Te defenderemos con valor y arrojo,
Contra quien osare destruir tu honor.
La soberanía que nos ha costado,
la vida de héroes de ayer y de hoy.
“LA ESPERA”.
Allá en aquel jacal junto al brasero,
una anciana mujer hace el puchero,
su blanca cabellera entretejida
enmarca más su cara envejecida.
A pesar de los años que ha vivido,
su pensamiento sigue ensombrecido,
y en su mirada brilla la esperanza
como una brasa que el final alcanza.
A través de la rústica ventana,
la vereda se ve blanca y lejana,
haciendo pintoresco aquel paisaje,
la pradera que Dios cubrió de encaje.
Más allá, junto al río, en el vallado,
un anciano contempla su ganado,
en sus pupilas la esperanza muerta,
dejó serena su mirada incierta.
Tienen los tristes ojos de la anciana,
la mirada senil y campirana,
el dolor, que revela la amargura,
del alma dura y a la vez humana.
Hace mucho partió sin rumbo fijo,
en pos de la fortuna, el único hijo
que, tras aquella límpida vereda,
solo dejó dolor y larga espera.
Después de tanta dicha inolvidable,
vino aquel desenlace interminable;
Tanto espera la Madre su regreso,
que el canto de sus labios ¡Es un rezo!