CIUDAD JUÁREZ, Chih.- El miedo paralizó a Ciudad Juárez. Las calles de esta ciudad fronteriza lucieron desiertas como nunca, un día después de los ataques perpetrados por el crimen organizado.
La violencia logró lo que la pandemia del Covid-19 no había hecho: cambió la cotidianidad y tener a la mayoría de la población en sus casas, pues los restaurantes cerraron sus puertas, las clases en las universidades se suspendieron, los negocios de diversos giros y hasta las empresas maquiladoras se unieron al llamado de no abrir sus puertas este viernes para proteger a los ciudadanos.
Las pocas personas que, por necesidad, tenían que salir a trabajar o realizar alguna compra, se les veía nerviosas, caminando rápido, volteando a todos lados para ver quién se acercaba o pasaba; estaban alerta.
Lo mismo pasaba con las autoridades que patrullaban las calles y con los pocos comerciantes que abrieron sus negocios.
En un recorrido realizado por EL UNIVERSAL, se pudo constatar que desde la mañana hubo poca actividad en las calles de Juárez y fue hasta el mediodía que comenzaron a salir pocos ciudadanos con el temor de que algo pudiera pasar nuevamente.
«Yo sí abrí. Es de lo que vivimos y cerramos como a la una o dos de la tarde. Nos da temor porque todo está cerrado alrededor y nos dicen que para qué abrimos, pero nos ha ido bien, han llegado a comprar aquí porque todo está cerrado», asegura María de Jesús, de 58 años, quien tiene un puesto de gorditas en la colonia Campestre Virreyes, y fue de los únicos negocios en la zona que abrió sus puertas.