Vanessa Bryant testificó que apenas comenzaba su luto por la pérdida de su esposo Kobe Bryant y de su hija de 13 años Gianna, cuando enfrentó un nuevo horror, al enterarse que policías y bomberos tomaron y compartieron fotografías de los cadáveres de ambos, desde el sitio donde cayó el helicóptero en el que perecieron.
«Sentí como si quisiera correr, correr por la calle y gritar», dijo Vanessa Bryant entre lágrimas, sollozos y con voz acelerada por momentos. «Era la sensación de querer correr por un muelle y saltar al agua. El problema es que no puedo escapar. No puedo escapar de mi cuerpo».
Durante su relato de tres horas en el estrado de los testigos en una corte federal en Los Ángeles, donde interpuso una demanda contra el condado por invasión de la privacidad debido a las fotografías, Bryant dijo que ella había procurado sobrellevar las ceremonias públicas y privadas dedicadas a sus seres queridos y a las otras siete personas que perecieron aquél 26 de enero de 2020.
Alrededor de un mes después, creyó estar lista para comenzar su proceso de duelo.
Vanessa Bryant dijo que se encontraba con amigos y sus hijas y cargaba a su bebé de 7 meses cuando recibió una llamada sobre un artículo en Los Angeles Times, que mencionaba las fotografías relacionadas con el desastre del helicóptero.
«Salí corriendo de la casa y me aparté para que mis niñas no vieran nada», dijo. «Volví a sentirme atacada por la espalda, devastada, lastimada. Les creí. Confíe en que no harían estas cosas».
Las pruebas presentadas durante el juicio mostraban que un agente del sheriff exhibió a un cantinero, mientras bebía, una fotografía del cadáver de Bryant. Ello causó que una persona que también bebía en el lugar presentara una queja oficial.
Otras evidencias mostraron que algunos bomberos compartieron imágenes entre ellos durante un banquete de entrega de premios.
Algunos más compartieron las fotografías con sus cónyuges. Un abogado del condado dijo que las fotografías fueron tomadas únicamente porque eran esenciales para evaluar el entorno tras la caída del helicóptero, y que cuando el sheriff del condado Los Ángeles, Alex Villanueva, se enteró que estaban siendo compartidas exigió que todas fueran borradas.
Ninguna fotografía fue difundida públicamente, pero Vanessa Bryant señaló que le mortifica de manera constante que algunas pudieran salir a la luz pública.
«Todos los días vivo con el temor de estar en las redes sociales y que salgan», testificó. «Vivo con el temor de que mis hijas estén en las redes sociales y que las fotos aparezcan».
Dijo que ese pensamiento la mantiene despierta durante la noche cuando está al lado de sus hijas de 3 y 5 años, y a veces le causa ataques de pánico sin que pueda respirar.
Durante el interrogatorio de J. Mira Hashmall, la abogada que representa al condado Los Ángeles en el juicio, Bryant testificó que no le han diagnosticado médicamente que tenga ataques de pánico, ni algún trastorno mental, ni ha tomado medicamento alguno para ello.
La viuda dijo que había conversado con un terapeuta durante unos 18 meses tras el desastre aeronáutico pero no volvió a hacerlo desde entonces.
«Me parece que a veces eso ayuda», dijo Bryant, «pero a veces es totalmente agotador a nivel emocional».
Hashmall dedicó gran parte de su interrogatorio de 90 minutos a examinar las actuales actividades de negocios de Bryant, entre ellas ser presidenta de la compañía multimedia de su esposo, Granity Studios, supervisar la publicación de un libro que él escribió y ayudar a concluir y publicar otro, encabezar la fundación emprendida a nombre de Kobe y Gianna, y establecer otras empresas.
El abogado dejó entrever que la capacidad de Bryant para hacer todo eso significa que no tiene problemas de ningún tipo y que no la abruma el temor ni la ansiedad.
«Por encima de todo, parece que usted hace malabares con un imperio de negocios», dijo Hashmall en un momento.
«Para mí es un trabajo por amor», dijo Bryan, quien guardó la calma y la compostura durante el interrogatorio.
Los abogados de Bryant no presentaron argumentos tras el testimonio de la mujer, en la octava sesión del juicio.