Con cantos, lágrimas, flores y música de mariachi, los familiares recordaron este sábado 3 de septiembre, junto a los pozos de entrada de la mina El Pinabete, a sus 10 mineros atrapados en un accidente ocurrido un mes atrás.
Teodoro Durán Ramírez, párroco de Agujita, conocido como El Padre «Toto», dijo al final de la ceremonia religiosa que, en medio del llanto y todos los sentimientos que los familiares expresaron junto a la entrada de la mina, percibió un ambiente de esperanza.
Se trató de una ceremonia religiosa con carácter reservado, donde solamente ingresaron familiares acreditados y algunas autoridades, como la Alcaldesa de Sabinas, Diana Haro, o la Coordinadora Nacional de Protección Civil, Laura Velázquez.
Los familiares fueron citados esta mañana a las afueras de los terrenos de El Pinabete, junto al Libramiento Industrial de Sabinas-Agujita, desde donde los vehículos militares transportaban a los familiares hacia donde se encuentran los cuatro «Pozos» de entrada a la mina.
En el lugar se colocaron toldos blancos, y debajo del principal se colocaron los familiares frente al Padre «Toto», quien encabezó la ceremonia católica, tomando en cuenta que otros familiares profesan otras religiones.
«Percibí un ambiente esperanzador y obviamente, elevaron sus plegarias y globos blancos a sus familiares», dijo el Párroco de Agujita.
«Yo les decía con todo respeto a las familias, que esto no es una tumba para ellos, es esperanza de rescate, tienen que verlo de esa manera, en esa esperanza que tienen puesta en el rescate».
El Padre «Toto», quien estuvo en la mina el mismo día del accidente, dijo que a diferencia de aquellos momentos, los familiares ahora tienen fe.
«Hace un mes había un ambiente de miedo, de angustia, de terror, de preocupación, de impotencia, eso ví en el primer día, sobre todo era un ambiente donde se preguntaban ¿qué fue lo que pasó?, momentos de mucha preocupación y mucho miedo».
Dijo que después de la misa percibió un ambiente de tranquilidad.
«Pienso que Dios las dejó en paz, pienso que Dios ahorita oró en ellos, los dejó en paz, tranquilos, con mucha fe, sobre todo mucha esperanza en recuperar los cuerpos de los mineros».
«No quiero decir que después de la misa, ahí en los pozos, y todo, no quiere decir que no lloraron, claro que les lloraron, y todo, todo tienen que expresar. Ellos todo tienen que sacar, pero pienso que ahorita fue un ambiente más esperanzador, de más fe, sobre todo en Dios».
Al salir de la misa, la mayoría de los familiares descendían de los vehículos militares para retirarse en silencio.
Jaime Pérez, hijo del minero atrapado Jaime Pérez Montelongo, salió a pie con un cristo en brazos que pidió en una capilla y llevaba de regreso.
«Un día nos vamos a encontrar otra vez, le dije a mi papá que algún día nos volveremos a encontrar», dijo.
Al preguntarle por el cristo que cargaba, dijo que en la misa se resignó a la voluntad divina.
«Nos hincamos a pedirle que se haga su voluntad, que se haga su voluntad».