Serena Williams se fue como llegó: dándolo todo en la cancha.
La ganadora de 23 títulos de Grand Slam tuvo una emotiva despedida del tenis donde el resultado fue lo de menos, pues toda el Estadio Arthur Ashe se le rindió en aplausos cuando la mayor de las Williams, entre lágrimas, agradeció a su familia por tan exitosa carrera.
Luego de más de tres horas de juego, Serena perdió 7-5, 6-7(4) y 6-1 ante la australiana Ajla Tomljanovic.
El nombre de Serena Williams será imprescindible para narrar la historia del tenis.
No podía ser de otra manera. Su historia de 23 títulos de Grand Slam comenzó con 17 años en el US Open 1999, el 11 de septiembre de aquel año derrotó a Martina Hingis, entonces número uno del mundo, para conquistar su primer título de singles de Grand Slam en el Arthur Ashe.
Veintitrés años después dijo adiós a este Grand Slam que ganó en seis ocasiones: 1999, 2002, 2008, 2012, 2013 y 2014. Aunque se niega a confirmar que el adiós definitivo ocurrió en Nueva York.
Encabeza junto a Margaret Court la lista de máximas ganadoras de títulos Grand Slam, con 24 y 23, respectivamente, pero sus mayores rivales en la pista han sido el racismo y la discriminación.
«Puedes dispararme con tus palabras, puedes intentar matarme con tu odio, pero como el aire, yo me elevo», respondió la tenista en un comunicado hace 5 años a los comentarios racistas de Ilie Nastase sobre su embarazo.
Debido a la falta de medidas de la WTA en 2017 para proteger la maternidad de las tenistas, Serena dejó el circuito después de dar a luz a su hija Olympia como número uno y volvió 14 meses más tarde como 491. De ahí nació el ranking protegido para no apresurar a las tenistas a su regreso a las pistas después de la maternidad.
A raíz de que Roland Garros prohibió en 2018 a Serena el traje postparto de una sola pieza, el cual fue diseñado para prevenir los coágulos de sangre después de haber dado a luz, la WTA cambió su código de vestimenta el siguiente año para que las tenistas pudieran competir en leggings sin necesidad de usar un vestido o una falda por encima, aunque no aplica en Grand Slam.
«Me siento como una guerrera, como una princesa guerrera, tal vez la reina de Wakanda. Siempre he querido ser una superhéroe y es mi forma de serlo. Me siento como una superhéroe cuando lo llevo puesto», expresó la menor de las Williams.
La igualdad ha sido, es y será una de sus máximas. También eliminar el racisismo y la discriminación.
Se niega incluso a llamar «retiro» a este momento; prefiere la palabra evolución. Y en sus términos y a su manera se está despidiendo gradualmente, porque hacerlo de golpe sería difícil asimilar su ausencia.
«Jamás quise tener que elegir entre el tenis y la familia. No me parece justo. Si yo fuera hombre no escribiría esto porque estaría jugando y mi esposa haría el trabajo físico de ampliar nuestra familia», dijo Serena como preámbulo al adiós a sus casi 41 años.
Esta semana jugó cada partido en el US Open como si fuera el último, arropada por el efecto Serena en el Ashe que rompió récords de audiencia, pero no hay día que no llegue ni futuro que no se cumpla. Y hoy se cumplió.