Por Miguel Carbonell
Un magnífico documental de Netflix, basado en la premiada obra de Jorge Volpi «Una novela criminal», ha traído de vuelta a la opinión pública mexicana el caso de Florence Cassez e Israel Vallarta.
En el documental, tal como lo describe Volpi en su libro y como también lo narra con mucho conocimiento del caso Emmanuel Steels en su obra «El teatro del engaño. Cassez-Vallarta: historia de un montaje», asistimos impávidos al desarrollo de un tremendo montaje televisivo.
Pero también resultan impresionantes los testimonios recogidos en la serie de Netflix de los presidentes Nicolás Sarkozy, de Francia, y Felipe Calderón, de México. Nadie quiso ceder y abundaron las provocaciones de un lado y de otro. El resultado fue malo para ambos mandatarios y para ambas naciones.
Igualmente impresionante es el testimonio del ministro Arturo Zaldívar, hoy presidente de la Suprema Corte y hace una década autor del primer proyecto que propuso la liberación de Cassez.
Otro testimonio que aparece en el documental y que deja una sensación agridulce es el de Eduardo Margolis Sobol, una especie de protector de la comunidad judía de la Ciudad de México, que da a entender que tenía un amplio manejo de los mandos policiacos federales durante los sexenios de Vicente Fox y Felipe Calderón. Parece ser el verdadero poder tras el trono. Existe la hipótesis de que todo el caso se inicia por una rencilla de negocios entre el hermano de Florence Cassez y Margolis.
Finalmente, la historia terminó bien para Cassez, en la medida en que pudo recobrar la libertad, pero todavía es incierto el destino de Vallarta, quien sigue preso y no ha recibido ni siquiera una sentencia de primera instancia (lo cual no necesariamente es imputable a las autoridades que conducen los respectivos procesos judiciales en su contra, sino tal vez a una equivocada estrategia de defensa). Varias voces oficiales afirman en el documental que contra Vallarta existen acusaciones adicionales a las que se formularon contra Cassez, razón por la cual no se le puede aplicar el precedente que permitió poner en libertad a la ciudadana francesa.
Es muy recomendable ver el documental. Se trata de un poderoso recordatorio de todo lo que debemos evitar, hoy y siempre, en materia de procuración e impartición de justicia penal.