Un primer álbum que le valió calificaciones de promesa pop. Una manta de tela con su nombre como toda escenografía. Una posición de tercera línea en un festival, el Corona Capital, que esa jornada comandaban Green Day y Phoenix. Una compacta multitud de fans. Bailes tímidos y un puñado de éxitos.
Así fue, hace cinco años, el modesto debut musical en México de una británica de origen albano-kosovar que, vestida de amarillo, era coreada como Dua Lipa. La cantante volvió a pisar un escenario del País: el de un repleto y enloquecido Foro Sol.
El número 81 de los show de su tour mundial Future Nostalgia fue también el más grande de todos. 65 mil personas entraron en delirio al ver a la cantante con un body esmeralda y caminar de modelo gritar «Come On, Let’s Get Physical» (Vamos, pasemos a lo físico), línea de su éxito «Physical«. Sería el primero de un set de 19 temas.
«Buenas noches, Ciudad de México. Bienvenidos al Future Nostalgia tour. Bienvenidos a la fiesta», gritó la chica de 27 años, en español, antes de lanzarse con su himno «New Rules«. Al público lo derritió su esfuerzo con el idioma.
Retrofuturista, su superproducción fue acorde a la elevación al cuadrado que ha experimentado en este tiempo. Espectaculares visuales que transportaban a una disco ochentera que a otra galaxia, banda en vivo y bailarines que lo mismo utilizaban sombrillas que patines.
También una enorme pasarela donde ella lució, con seguridad y confianza, su belleza y elaboradas coreografías. Aquella sonriente cantante, que algunos decían era incapaz de bailar, devino en una explosiva reina pop.
«Gracias, te quiero muchísimo, México», coqueteó Dua Lipa con sus fans.
Su sofisticación también está en sus cambios de vestuario. Durante los cuatro actos del show, hizo un desfile de modas con bodysuits y entalladísimos trajes de Mugler, Balenciaga y Marine Serre. Dibujaban su silueta y tatuaban recuerdos en las cabezas de sus admiradores.
Los asistentes, muchos de los cuales acamparon desde el lunes para obtener los mejores lugares, fueron un coctel ecléctico: desde niños de 7 años con padres chaperones hasta cuarentones. La mayoría bailando enfebrecidos.
Se tomaron este concierto con ánimos de revancha. De no haber sido por la Covid, el encanto de la estrella supernova en la que se ha convertido Dua Lipa se habría desatado en la capital el año pasado.
Future Nostalgia, de 2020, fue un álbum que se hizo fuerte en pandemia, en bocinas de habitaciones de hogares y listas de reproducción en teléfonos. Escucharlo en vivo, habiendo recuperado la normalidad, fue una catártico.
Anoche fue la columna vertebral de un show de cerca de hora y media de duración, salpicado con viejos hits y colaboraciones («Cold Heart», «One Kiss»). Un colosal karaoke colectivo.
Dua Lipa demostró ser una «diva» que no es diva y que acierta cuando se sale del guión. En «Good in Bed», dejó de cantar unas líneas por un error en su monitor y lo solucionó con una sonrisa hechizante. Más adelante, dijo sensualmente «feliz cumpleaños», a una persona que sostenía un cartel. Le hizo el día.
Esos tiempos en que trabajó como mesera para poder pagarse algunas grabaciones independientes, y que quería ser como Pink y Nelly Furtado, parecen demasiado lejanos. Consumada showgirl que pronto debutará en Hollywood (con el filme Argylle), durante toda la velada fue apuntada por miles de luces titilantes de celulares.
Alfa de la noche, fue la anfitriona de una eufórica fiesta que demostró la elasticidad de su propuestas pop. Coros pegajosos, entrega sobre el escenario y carisma robacorazones.
«You can fly away with me tonight. Baby, let me take you for a ride» (Puedes volar conmigo esta noche. Bebé, déjame llevarte), cantó en «Levitating«. Todos aceptaron.