CUATRO CIENEGAS, COAHUILA. – En el Pueblo Mágico de Cuatro Ciénegas se preservan los acontecimientos que han dado vida a su acervo cultural y se comparten reseñas con visitantes y turistas.
César Enrique Aguirre, miembro activo de la Asociación de Cronistas e Historiadores de Coahuila de Zaragoza A.C. recordó las hazañas del capitán, piloto aviador, Emilio Carranza Rodríguez, quien es reconocido como pionero de los vuelos de larga distancia en nuestra historia.
A pesar de no haber nacido en Cuatro Ciénegas, las raíces del capitán en cuestión están arraigadas a la tierra de su abuelo, Don Sebastián Carranza, hermano de Don Venustiano.
Emilio, nació el 9 de diciembre de 1905 en la entonces Villa de Ramos Arizpe, Coahuila, hijo de Sebastián Carranza Cepeda y doña María Rodríguez.
Cursó sus estudios primarios en San Antonio, Texas, lugar en donde encontraron tranquilidad en 1911, ya que había iniciado la Revolución en México y a petición de su madre se refugiaron en los Estados Unidos.
Regresaron a su país de origen en 1917 y Emilio, desarrolló un gusto muy especial por la aviación al escuchar las grandes hazañas de su tío, Alberto Salinas Carranza, quien se había convertido en el primer Jefe del Arma de Aviación Militar el 5 de febrero de 1915, cuando don Venustiano, libra las órdenes para crear la misma.
Por otro lado, el primo de su tío Alberto, Gustavo A. Salinas Camiña, también tendría un peso importante en sus ideales, por ser tan cercano a los Carranza y sumamente reconocido tras haber efectuado el primer bombardeo aeronaval en el mundo. Ambos pioneros de la aviación en México y nacidos en Cuatro Ciénegas.
Tras el lamentable asesinato de su tío Venustiano, viajan nuevamente a Texas, continuando sus estudios en Eagle Pass.
Retorna a México y el 2 de julio de 1923 ingresa a la Escuela de Aeronáutica Militar, concluyendo su preparación el 14 de enero de 1926.
Combatió en la “Rebelión de los Yaquis” y después de ello, fue ascendido a Capitán. El 2 de septiembre de 1927 protagonizó el vuelo más largo -efectuado hasta entonces por un piloto mexicano- con una duración de 10 horas y 48 minutos de la Ciudad de México a Ciudad Juárez, Chih. Volando en un “Quetzalcóatl” de fabricación nacional que él mismo había equipado con un nuevo motor y bautizado como “El Coahuila”.
Destacó tanto ese acontecimiento, que se reunió con el emblemático Charles Lindbergh, en El Paso, Texas. Posteriormente Lindbergh, visitó México y el mismo Emilio, lo recibió. Era tanto el interés por los vuelos de largas distancias, que se planeó un vuelo de México a Washington, sin escalas y el pioloto, sería el coahuilense Emilio Carranza.
Todo México estaba atento al que sería el acontecimiento más trascendental de aquellos años. Todos los medios hablaban de eso, tanto fue el impacto social que el reconocido diario Excélsior, apoyó la causa, que además, promovía la paz. Se mandó construir un avión similar al que había usado Lindbergh, en su vuelo de Nueva York a París y que llamó “The Spirit of St. Louis”.
El 25 de mayo de 1928 el Capitán Carranza, efectuó otro vuelo sin escalas, esta vez de San Diego, California (lugar donde se construyó el avión) hasta la Ciudad de México.El 11 de junio del mismo año, el avión bautizado como “México Excélsior” emprendió su vuelo de la capital del país a Washington. Al día siguiente el Cap. Carranza, tuvo que realizar un aterrizaje forzoso en Mooresville, North Carolina. Después de ello, aterrizó el México Excélsior y Emilio, fue recibido con honores. Esa noche, cenó en la Casa Blanca, con el Presidente Coolidge.
El no haber logrado la hazaña, motivó al Cap. para anunciar otro vuelo, ahora de Nueva York a la Ciudad de México.
A su llegada a “La Gran Manzana” el alcalde Jimmy Walker, le entregó las llaves de la ciudad.
Se tenía previsto el vuelo para el 2 de julio, lamentablemente las condiciones del clima pospusieron salida. Después de retrasar varias veces la salida por el mal tiempo, el día 12 del mismo mes y supestamente después de haber recibido un misterioso telegrama (situación que no ha sido comprobada) salió de su hotel con rumbo al aeropuerto Roosevelt y despegó pasadas las 19:00 hrs.
Lamentablemente, una fuerte tormenta ocasionó el accidente donde perdió la vida. Al día siguiente, fue localizado el cadáver y los restos del avión en el bosque de Mount Holly, Nueva Jersey.
En el lugar del accidente se colocó un monumento a la memoria del Capitán Emilio Carranza, por la American Legion Post 11 Mounth Holly de Nueva Jersey. Sus restos fueron trasladados a su país y descansan en la Rotonda de los Hombres Ilustres en la Ciudad de México.
A manera de homenaje, el 20 de noviembre de 1970, la Base Aérea Militar No. 5 recibe el nombre de: Capitán Emilio Carranza. Ubicada en Zapopan, Jalisco y con la honorable residencia del Colegio del Aire de la Fuerza Aérea Mexicana, rinde homenaje a este eterno caballero del aire”.