Por: Jesús Medina
La muerte de Benjamín Medellín de la Cruz es una muestra clara que las balas se equivocan y matan a grandes hombres, a hombres de bien que su muerte los convierte en leyenda.
Un experto en reparaciones y mantenimientos de los autos Volkswagen en cualquiera de sus modelos, Benjamín Medellín de la Cruz, de 72 años de edad, vecino del Fraccionamiento Carranza, era referente en su trabajo.
Don Benja, un Don que había ganado por su profesionalismo y bonhomía cotidiana, ambas eran parte de su diaria bandera.
Clasificado como un hombre que no le hacía daño a nadie, hombre de los de antes, Benjamín fue muerto de un tiro en el pecho por un sujeto que reaccionó de manera violenta ante una supuesta obstrucción a la cochera de su casa.
José C, de 52 años es quien accionó su arma .45 milímetros, le puso fin a la vida de un gran hombre, un gran profesional, ahora es leyenda, la acción del presunto responsable le ganó el repudio social ya que quienes conocían a Don Benja, saben que esa no era la muerte para un ser humano en rango de excelente.