Yuriria Sierra
Alejandro Martí
Él fue el autor de la célebre (y siempre vigente) frase “Si no pueden, renuncien”. Hoy, a México le falta también él. Su vida y su lucha han dejado una huella imborrable en la historia de México.
Él fue una de las primeras víctimas con gran visibilidad de la violencia y la impunidad de nuestro país. Él se convirtió en uno de los primeros activistas para intentar presionar a las autoridades e incidir en el diseño de mejores políticas públicas de seguridad y combate al crimen organizado en México. Él fue el autor de la célebre (y siempre vigente) frase “Si no pueden, renuncien”. Hoy, a México le falta también él. Su vida y su lucha han dejado una huella imborrable en la historia de México.
Tras el secuestro y asesinato de su hijo, Fernando Martí, en 2008, Alejandro Martí se convirtió en una de las “personas fundadoras” de la sociedad civil organizada, como la conocemos hoy en día. Incansable defensor de los derechos humanos y la justicia, compromiso que perdurará en la memoria de todos aquellos que creen en un México más seguro y más justo.
Alejandro Martí fundó la organización México SOS, una plataforma que agrupa a ciudadanos, activistas y expertos en seguridad, quienes unieron sus voces para exigir un cambio profundo en la lucha contra el crimen. Su dedicación y trabajo incansable llevaron a la creación del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, una organización que buscó poner fin a la impunidad y promover la protección de las víctimas.
A lo largo de los años, Martí desafió a la clase política y las instituciones gubernamentales, exigiendo una mayor responsabilidad en el combate contra la delincuencia y la corrupción. Su valiente postura lo llevó a enfrentarse a numerosos obstáculos y amenazas, pero nunca abandonó su causa, demostrando que la determinación y la búsqueda por la justicia pueden aguantar cualquier adversidad.
El legado de Alejandro Martí va más allá de su lucha por los derechos humanos. También sentó un precedente para que los ciudadanos se unieran y alzaran la voz frente a las injusticias que azotan a nuestra nación. Su ejemplo inspiró a miles de mexicanos a no quedarse de brazos cruzados y a luchar por un México más seguro y justo para todos.
Hoy, mientras lamentamos su partida, debemos recordar que su legado perdura y que su trabajo no ha sido en vano. Es un recordatorio de que cada uno de nosotros tiene el poder de marcar la diferencia, de convertir el dolor en acción y de luchar por un país en el que prevalezca la justicia y la paz.
Espero que la partida de Alejandro Martí no sea en vano, que su ausencia nos inspire a todos a mantener viva la llama de su lucha y a seguir exigiendo un cambio profundo en nuestro país. Que su valentía y determinación nos acompañen en esta travesía hacia un México mejor.
Ni la guerra contra el narco ni los abrazos que no balazos lograron atender tus demandas (y las de decenas de miles de mexicanos y mexicanas), pero, sin duda, tu valentía y determinación nos inspiraron a todos. Y secundaremos tu exigencia por un México seguro, justo y en paz.