El arquitecto Javier Velarde ha salvado valiosos edificios en Monclova y diferentes ciudades de Coahuila, respetando su rica historia y estética
Alberto Rojas Carrizales
LA PRENSA
Pionero en Coahuila en restauración arquitectónica de templos antiguos, el arquitecto Javier Velarde ha salvado reliquias en Monclova, Saltillo, Ramos Arizpe, Viesca, Villa Unión y Parras, respetando su rica historia y estética, sus obras aplicadas en parroquias a consecuencia de falta de mantenimiento preventivo y correctivo, se efectuaron cuando parecían colapsarse.
La arquitectura, dice doctamente Velarde, “es algo que no se puede concebir si no se tiene la historia porque para restaurar una obra antigua tienes que saber de historia, no se trata de quitarle y ponerle, hay que analizarla para percibir cómo hay que restaurar, no puede haber arquitectura si no hay historia”.
En charla con el historiador saltillense Arturo Villarreal Reyes, del programa “Nuestro Patrimonio en Línea” transmitido por –YouTube-, el arquitecto monclovense, señaló que el surgimiento de su interés por la historia y la restauración fue accidental.
“Había un patronato en Monclova dirigido por el padre Gilberto Almaraz para restauraciones, pero el representante técnico tuvo que cambiar de ciudad, yo era un joven de 32 o 33 años, y me invitó Almaraz a ser parte para ayudar en todo, se buscaron contratistas para las obras, pero al no encontrar me propusieron”, expresó el arquitecto.
Me animé, recuerda de esos ayeres, “entonces le entré con la pura práctica, no con teoría, pero me fueron dirigiendo de cómo hacer las cosas, gané tres concursos para la restauración de las parroquias Santiago Apóstol en Monclova; Catedral de Saltillo y la capilla Santa María del Rosario en Ramos Arizpe”.
“Después me asignaron el templo de San Ignacio de Loyola en Parras; Santiago Apóstol en Viesca; y Santo Niño de Jesús de Peyote en Villa Unión”, añade el arquitecto egresado de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
“El templo Santiago Apóstol de Monclova tenía muchos años sin mantenimiento, un templo antiguo es como un anciano que le falla una cosa, se la arreglan, pero luego le sale otra, estaba muy deteriorado en su estructurado, agrietamientos en naves, bóvedas, y cúpulas, “pero de esto a la feligresía no se le enteró mucho para no espantarla, pero tenía graves problemas”, añadió.
Dijo que se veían simples fisuras, pero que por la parte trasera tenía ocultas grandes grietas, por lo que fue reforzada la estructura antes que se cayera, explicó que no eran simples parches, sino un sistema detallado por las grandes grietas que no se veían. “En la primera etapa tuvimos que quitar todo el ladrillado, de la nave principal, tenía sobre peso”, detalló.
El arquitecto Javier Velarde, indicó que después de intensos trabajos de restauración en la primera etapa fondeadas por la extinta SEDUE, en la segunda los trabajos fueron construidos por el ingeniero Javier Blackaller.
RESTAURACIÓN DE PARROQUIA SANTIAGO
“En la catedral de Santiago Apóstol de Saltillo se utilizó la fórmula básica de este tipo de restauraciones con materiales especiales como cal viva, arena de canto rodado no triturada, baba de nopal macho, con estas revolturas se hacen pastas, muchas cosas con este tipo de material”, añadió.
“Elementos de cantera fueron restaurados, trabajamos en la nave principal con escaleras especiales protegiendo adecuadamente los adornos ornamentales, cornisas, molduras, por dentro, en los acabados la capa de yeso que tenía pinturas muy importantes, pero se estaba desprendiendo el yeso”, explicó.
Relata que entonces inyectaron un producto haciendo un agujero con un berbiquí a mano no eléctrico metiendo plastilina, dándole el punto para que secara de inmediato lo de arriba y de abajo uniendo las partes del altar.
En la Capilla de Guadalupe, mencionó, “la pila de bautismo se pasó al frente había que restaurar la imagen de Virgen de Guadalupe, se hicieron enjarres, se instaló a la imagen de la virgen un vidrio como de tres cuatros de pulgadas de espesor, para que la gente no tenga posibilidades de poner sus manos ahí y deteriorarla”.
Respecto a la Capilla de Santa María, dijo que la encontraron en un estado bastante deteriorado, entonces en la primera etapa de restauración las cubiertas fueron corregidas, checando las zapatas, revisando las vigas, el techo de tierra, y perfiles de adobe, estaba en un estado bastante mal.
“Se protegieron los altares que eran dos; el principal, y otro en muro izquierdo, estaba doblada la parte alta, había que proteger bastante, ahí estaban sepultados cuerpos, la leyenda dice que eran restos de buscadores de tesoros, sacamos la tierra, había huesos, cráneos, intervino la Secretaría de Salud,”, recuerda de esa ocasión entre explicaciones técnicas de restauración.
Cuando realizaron las obras de restauración en el templo San Ignacio Loyola en Parras, notó el ladrillado viejo, en tanto el techo por caer, mientras que en Santo Niño de Peyotes en Villa unión, las cubiertas tuvieron que hacerlas de nueva cuenta.
“En el templo de Santiago Apóstol en Viesca, fue mayor el trabajo quitando toda la losa, las vigas eran grandes de madera ya deterioradas, las nuevas tuvimos que traerlas desde Uruapan, Michoacán, fabricamos las ménsulas hubo que cambiar todo eso”, abundó.
“Las trabes eran de concreto, pero no se podían tumbar a golpes porque se afectarían los muros, se apuntaló por tramo, por otro lado, en la Ermita de Zapopan de Monclova, el huracán Alex tumbó el muro del lado sur de la nave, entonces intervino el INAH, hubo necesidad de esperar instrucciones del instituto, estaba el padre Jorge Neri a quien apoyamos con gusto, labor honoraria.
“En Saltillo los gobiernos estatal y municipal acordaron tumbar en el sector viviendas deterioradas, además había ahí problemas sociales, tumbaron esa manzana hacer una gran plaza, pero en una esquina había una edificación antigua, era el Mesón de Santa Ana, no habría demolición, pero sí restauración”, detalló.