Cuando la economía nació como ciencia “formal”, en 1776, surgió la primera escuela económica, es decir la primera corriente del pensamiento que supone afirmar la manera en que funciona la propia economía. Entre los economistas clásicos, término asignado por don Karl Marx, se incluyen pensadores como Adam Smith, Thomas Malthus, David Ricardo, Say y otros más.
El primer economista, quien es incluso llamado el padre de la economía, fue Adam Smith, quien dictó las primeras ideas de cómo funciona la economía, asegurando entre otras cosas, que existen fuerzas, la oferta y la demanda, en el mercado, las cuales interactúan entre ellas mismas, acomodándose para llegar a un equilibrio y así lograr el bienestar social sin la necesidad de que el gobierno intervenga.
A ese actuar “natural”, que provoca el equilibrio entre la oferta y de la demanda, es conocida como “la mano invisible”.
Las teorías neoliberales tienen como base las mismas ideas de la teoría clásica, asegurando que lo mejor que puede suceder en el sistema económico es decir a su mínima expresión la intervención del Estado. Es por ello que cuando se habla de las acciones neoliberales, se hace referencia a las acciones mercantiles, ventas, gubernamentales.
Una de las frases más famosas que existen en la economía es precisamente “la mano invisible”, frase que se le atribuye a Adam Smith, quien supuestamente escribió esa expresión en su libro “La riqueza de las naciones”, enunciado que tiene la misma característica a la del Quijote de la Mancha; quien supuestamente le dijo a fiel escudero “Sancho, dejad que los perros ladren, es señal de que cabalgamos”. Ya que ninguna de las dos frases aparece en sus respectivos textos, es decir ni Adam Smith escribió de la existencia de “la mano invisible”, ni don Miguel de Cervantes escribió, en prisión, alguna frase sobre el ladrido y la cabalgata de sus principales personajes.