El Rector del Seminario, Tomás Guillermo Ramos invitó a los creyentes a pedir a Dios para multiplicar los servidores de Dios
Alexis Massieu
La Prensa
Con motivo del día y la semana consagrada al seminario, el domingo se celebró una misa en la Parroquia Santiago Apóstol, que fue encabezada por el Sacerdote Tomás Guillermo Ramos, quien es el Rector del Seminario localizado en la ciudad de Saltillo.
“Queridos hermanos, estamos muy contentos y muy agradecidos de encontrarnos nuevamente con ustedes, y tener esta valiosa oportunidad–de juntos como iglesia diocesana–orar por las vocaciones sacerdotales”.
El Padre Tomás, le explicó a los asistentes a misa, que junto con algunos seminaristas en sus diferentes etapas de formación, se encontraban promoviendo entre los jóvenes la vocación sacerdotal, reconociendo que los sacerdotes de todas las comunidades, son el fruto de la oración que se realiza en las parroquias y capillas, y en el seno familiar.
“Tres personajes hemos escuchado el día de hoy, que sintieron el llamado para seguir a Dios, Isaías, Pablo y Pedro”, y los tres—indicó–señalan algo muy especial sobre la vocación sacerdotal, como es el caso de Pedro, quien le dijo a Jesús: «Señor, hemos pescado toda la noche, pero confiados en tu palabra, echaré de nuevo las redes.», ocurriendo enseguida el milagro que lo llevó a él, y a los otros pescadores a seguir al hijo de Dios.
«Queridos hermanos, es la de Pedro, la confianza que cada cristiano debe tener en Jesús, de tal manera que cada uno de nosotros necesita confiar profundamente en su palabra”. Sentenció el Padre Tomás.
Explicó que Dios le pone a cada quien, diferentes misiones en sus manos, y que a unos los hace padres de familia, a otros educadores, a otras catequistas, y que a otros los llama al sacerdocio. “Aquí estoy Señor, Envíame a mí—dijo Isaías–porque ha sido tu gracia la que me transformó”
El Padre Tomás invitó a los creyentes a pedir a Dios por los jóvenes de su comunidad, para que se multiplique el número de vocaciones, y que se dé a los jóvenes corazones generosos que les permitan responder a su llamada.
Somos pequeños delante de Dios y necesitamos su amor y su gracia para poder servirlo a él. Queridos jóvenes: cuántos de nosotros seremos llamados, preguntó el Rector del Seminario.