La Prensa
Agencias
El vicepresidente de Estados Unidos, J.D. Vance y el presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, se reunieron este viernes en Múnich para hablar sobre el fin de la guerra con Rusia, que según Kiev solo será posible si existe un plan común con la participación de Washington y de los países europeos.
La reunión iniciada en Alemania se considera un momento clave para Ucrania, que busca mantener a Estados Unidos de su lado después de que el presidente Donald Trump sorprendiera a sus aliados al lanzar conversaciones con el dirigente ruso Vladimir Putin para poner fin al conflicto. Zelenski apuntó que Kiev solo hablará con Rusia si existen posiciones comunes con Estados Unidos y sus demás aliados.
«Entonces, con esta posición unificada, estaremos dispuestos a hablar con los rusos», dijo antes de la reunión con Vance.
El vicepresidente estadunidense insistió en que están dispuestos a presionar a Rusia para que ponga fin a su guerra de tres años contra Ucrania y aseguró a los europeos que «por supuesto» tendrán su parte en las negociaciones. Sin embargo, Vance también recordó a las potencias europeas que tendrán que asumir mayores responsabilidades en la OTAN para compartir el peso de la Defensa del continente.
La entrevista telefónica del miércoles entre Trump y Putin hace temer a Kiev y a los europeos una salida del conflicto que perjudique sus intereses.
El diplomático alemán Christoph Heusgen, que preside la Conferencia, dijo que Vance podría anunciar la retirada de Europa de una gran parte de las tropas estadunidenses actualmente desplegadas —los soldados estacionados de forma permanente son más de 65 mil—, pero este no dijo nada al respecto en su discurso. Eso sí, Vance volvió a la carga con la idea de Trump de que Europa debe subir el gasto militar.
«Nos parece importante que los europeos hagan un mayor esfuerzo mientras Estados Unidos se centra en zonas del mundo que corren grandes peligros», dijo Vance, quien calificó a su presidente de «nuevo sheriff».
Desde Varsovia, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, preparó el terreno afirmando que «no se puede dar por sentado que la presencia de Estados Unidos durará para siempre».
El ministro de Defensa alemán, Boris Pistorius, respondió que los europeos no pueden reemplazar militarmente el despliegue estadunidense de la noche a la mañana, pero dijo haber «propuesto una hoja de ruta» en ese sentido. A la espera de detalles sobre la reunión entre Zelenski y Vance en la capital bávara, donde se espera también la presencia del secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, el vals diplomático se acelera.
El vicepresidente norteamericano trató de tranquilizar igualmente a Kiev, diciendo que Estados Unidos se tomará muy en serio su soberanía a la hora de hablar con Rusia, después de que otros altos funcionarios dijeran abiertamente que Ucrania podría tener que renunciar a territorios ocupados por Rusia, empezando por Crimea, anexionada en 2014.
«Hay herramientas económicas de presión, y por supuesto hay herramientas de presión militar», dijo Vance al diario Wall Street Journal. Unas declaraciones aplaudidas por Zelenski, quien las calificó de «señal fuerte».
Ucrania no deja de reclamar una «paz justa» cuando están a punto de cumplirse tres años de la invasión rusa, así como garantías de seguridad por parte de Europa y Estados Unidos en forma de envío de tropas que garanticen el mantenimiento de la paz.
Washington ya dejó claro que no enviará soldados a Ucrania, e hizo saber que no le parece realista que este país se una a la OTAN.
Rusia, que no estará representada en la Conferencia de Múnich, quiere quedarse con los territorios ocupados y afrontar las «raíces del conflicto», empezando por la presencia de la OTAN junto a sus fronteras.
Según Timothy Ash, profesor de estudios europeos en Oxford, el mensaje de la Casa Blanca a Europa «es muy claro sobre Ucrania: es su problema. Nosotros los ayudaremos a cerrar un acuerdo con Rusia, pero recae en ustedes asegurar su cumplimiento».