Desde Lima, Perú hasta el Pueblo Mágico
La comunidad católica se volcó en la celebración del 60 aniversario de la Parroquia, recibiendo con fervor restos de la santa
Por: Karla Cortez
LA PRENSA
MÚZQUIZ, COAHUILA. – En el marco de la celebración de los 60 años de la fundación de la Parroquia de Santa Rosa de Lima, la grey católica recibió este fin de semana las reliquias de Santa Rosa de Lima.
Fue un templo que se erigió a parroquia un 7 de junio de 1965 de acuerdo a la información dada a conocer por el padre de la parroquia, Hermenegildo Villalpando Gómez.
El entrevistado dijo que se celebra el Aniversario de Diamante es por ello que se organizaron una serie de actividades siendo esta una de las más importantes.
Destacó que meses atrás pidió el apoyo al Obispo, Alfonso Miranda, de la Diócesis de Piedras Negras, para que le ayudara a pedir, a Lima, Perú, las reliquias de Santa Rosa de Lima, petición que les fue concedida.
La comunidad católica se congrego la tarde del sábado 7 de junio en el arco de bienvenida y ahí con la reliquia de Santa Rosa, directamente de Lima, Perú y con el santísimo sacramento hicieron un cerco espiritual en la periferia en Múzquiz.
En el recorrido fueron los carros alegóricos uno con el santísimo sacramento y otro con la reliquia de Santa Rosa de Lima.
La peregrinación recorrió la calle Presidente Juárez hasta llegar a la parroquia, donde se hizo el repique de campanas, una misa solemne y al término la parroquia ofreció una convivencia fraternal para todos los asistentes de manera gratuita.
SANTA ROSA DE LIMA: LA PRIMERA SANTA DE AMÉRICA QUE SIRVIÓ A LOS MÁS NECESITADOS
La figura de Santa Rosa de Lima, la primera santa nacida en el continente americano, resuena a través de los siglos como un símbolo de fe, caridad y contemplación. Nacida como Isabel Flores de Oliva en la Lima colonial de 1586, su vida fue un testimonio de devoción y servicio a los más desfavorecidos, un camino que la llevó a la santidad a los 31 años en 1617.
Desde su infancia, Isabel fue conocida como “Rosa” por su singular belleza, un apodo que adoptaría oficialmente tras su Confirmación. Hija de una familia de origen noble español afincada en Perú, fue la décima de trece hermanos. A los veinte años, vistió el hábito de la Tercera Orden de Santo Domingo, siguiendo el modelo de Santa Catalina de Siena, quien fue su inspiración. A su nombre de Rosa, añadió “de Santa María”, en señal de su profundo amor y constante súplica a la Virgen.
POBREZA Y SERVICIO PARA LOS POBRES
La vida de Santa Rosa tomó un giro cuando su familia conoció la pobreza debido a los fracasos económicos de su padre. Lejos de amilanarse, Rosa trabajó incansablemente como empleada, en el huerto familiar y como bordadora, llevando con su labor no solo sustento, sino también la Palabra de Cristo y un mensaje de justicia en una sociedad peruana marcada por la colonización española.
Su compasión la llevó a transformar su hogar en un albergue improvisado para los necesitados, donde brindó asistencia a niños y ancianos abandonados, con especial predilección por los indígenas y mestizos. Aunque anhelaba la vida de clausura, encontró su vocación como “virgen en el mundo” y terciaria dominica. Se recluyó en una pequeña celda o ermita de pocos metros cuadrados en el jardín de su casa paterna, desde donde salía únicamente para las celebraciones religiosas, dedicando gran parte de su tiempo a la oración y a una estrecha unión con el Señor.
UN AMOR EXCLUSIVO Y REDENTOR
Se cuenta que un día, mientras rezaba ante una imagen de la Virgen con el Niño Jesús, escuchó al Niño decirle: “Rosa, dedícame todo tu amor…”. Esta experiencia marcó su vida, consagrándola a Jesús como su amor exclusivo, cultivado en la virginidad, la oración y la penitencia. Solía repetir: “Mi Dios, puedes aumentar mis sufrimientos, con tal de que aumentes mi amor a ti”, comprendiendo el significado redentor de la Pasión de Cristo: el dolor vivido con fe puede redimir y salvar.
En su ermita, Santa Rosa revivió en su propia carne la pasión de Jesús, con dos intenciones claras: la conversión de los españoles y la evangelización de los indígenas. Su vida estuvo marcada por mortificaciones y castigos corporales, pero también por conversiones y milagros, siendo uno de los más destacados la fallida invasión de piratas holandeses en Lima en 1615, que muchos atribuyeron a su intercesión.
EL LEGADO DE LA PRIMERA SANTA DE AMÉRICA
Incluso en vida, Rosa fue examinada por una comisión mixta de religiosos y científicos que confirmaron la autenticidad de sus experiencias místicas como verdaderos “dones de gracia”. Falleció la noche del 23 de agosto de 1617, no sin antes renovar sus votos religiosos y repetir “¡Jesús, que estés siempre conmigo!”. Su fama de santidad era tal que una inmensa multitud acudió a su funeral. Se dice que al ser trasladado su cuerpo a la Capilla del Rosario, la Virgen de la estatua ante la cual había orado tantas veces le sonrió por última vez, provocando el asombro de los presentes.
Rosa de Lima fue beatificada por el Papa Clemente IX en 1668 y canonizada apenas tres años después, el 12 de abril de 1671, por Clemente X. Se convirtió así en la primera Santa canonizada del Nuevo Mundo y es hoy patrona del Perú, de América, de las Indias y de Filipinas. Además, es invocada como patrona de los floristas y jardineros, contra las erupciones volcánicas y para la solución de conflictos familiares, un legado de amor, fe y servicio que sigue inspirando a millones.