Consumo de alcohol en exceso es uno de los factores
Susana Mendoza
La Prensa
A pesar de los esfuerzos institucionales, la violencia contra las mujeres en comunidades rurales de Coahuila sigue alcanzando cifras alarmantes, donde persisten patrones de dominación masculina y un arraigado machismo que convierten a las mujeres en víctimas silenciosas.
La Secretaría de las Mujeres reconoce que alrededor del 60% de los casos atendidos en estos entornos derivan de agresiones ejercidas por hombres que hacen valer la cultura de que “la mujer debe hacer lo que el hombre diga”. Esta situación, que sigue presente en comunidades donde las autoridades no alcanzan a garantizar la seguridad y el acompañamiento necesarios, refleja que no basta con talleres o visitas esporádicas para frenar esta problemática.
De acuerdo con la titular de la Secretaría, Mayra Valdés González, la violencia en comunidades rurales aumenta alrededor de un 25% en comparación con áreas urbanas, con un agravante claro: el abuso de alcohol y otras drogas. “Nos hemos dado cuenta de que los casos alcanzan su punto más crítico los lunes, cuando llega a los centros para mujeres un mayor número de personas tras un fin de semana marcado por la violencia y el abuso de sustancias tóxicas”, reveló.
Esta realidad expone la urgencia de ir más allá del diagnóstico. Si bien Valdés González afirma que en los últimos dos meses se implementó un programa para acercarse a comunidades como Plan de Guadalupe en Ramos Arizpe y próximamente a San Antonio de las Alazanas en Arteaga, la frecuencia e intensidad de estos casos hacen evidente que la cobertura sigue siendo limitada, y que la violencia contra las mujeres en comunidades rurales sigue atrapada en un círculo vicioso de impunidad y abandono.
Se espera que en los próximos días la Secretaría lleve módulos de orientación jurídica, acompañamiento psicológico y prevención a otras comunidades rurales, pero queda la pregunta en el aire: ¿será suficiente para garantizar que todas las mujeres reciban la atención que merecen? Ante una crisis tan arraigada, hacen falta estrategias integrales, presupuesto suficiente y un verdadero compromiso para erradicar esta violencia en todas las comunidades del estado.