Hermana de paciente con diabetes grave señala que personal médico mostró negligencia, insensibilidad y prepotencia
Por Iván Villarreal
La Prensa
Monclova, Coahuila
Angélica Rivera, hermana de un paciente con diabetes e hipertensión complicadas, denunció este miércoles maltrato, negligencia y actitudes prepotentes por parte del personal de urgencias en la Clínica 7 del IMSS en Monclova. Según su testimonio, su hermano Luis Gerardo Rivera, de 1.85 metros de estatura y con úlceras infectadas en ambos pies, fue atendido de manera indigna pese a la gravedad de su estado.
Rivera relató que llegaron al consultorio de medicina familiar alrededor de las 6:30 de la mañana. El médico Francisco Javier Romo evaluó al paciente, diagnosticó la urgencia por las complicaciones diabéticas —incluyendo agujeros en los pies con fuerte olor, temblores, dolor intenso, bajas defensas e incapacidad para caminar— y lo derivó de inmediato a urgencias. “Es un excelente doctor, se pone en el lugar del enfermo y nos habló con la verdad: la situación es muy grave, podría salir o no”, expresó Angélica.
Sin embargo, al bajar a urgencias, la familia se enfrentó a lo que describió como “negatividad completa” del personal. Tres doctores atendieron al paciente con actitudes despectivas, priorizando a otros casos menos graves —como dolores abdominales— y dejando a Luis Gerardo esperando sin camilla. “Pasan cinco adelante de él. Mi hermano no puede sostenerse solo, se me ha caído dos veces”, afirmó.
La tensión escaló con la doctora Cecilia Blanco, quien, al enterarse de que Angélica mencionaba derechos humanos y la presencia de un periodista, cuestionó su nombre y, según la denunciante, actuó por “venganza”: ordenó sacar al paciente al pasillo exterior para esperar una camilla, pese a verlo temblando y con las heridas expuestas. “Le dije que no podía cargarlo para una placa; mide 1.85 y es pesado. Ese es trabajo de camilleros, y se molestó”, detalló Rivera.
Angélica también criticó a otras dos doctoras en la entrada de urgencias, una de ellas “con una fuerza” (posiblemente refiriéndose a una jefa), que cuchichearon y demoraron la atención. Arriba, en consultorios, observó a cuatro trabajadoras “sentadas, burlándose” mientras su hermano esperaba temblando.
“No todos son malos, aclaro: no todos los doctores, enfermeras o camilleros. Pero hoy nos topamos con gente asquerosa con su profesión”, enfatizó. Hizo responsable al personal de urgencias —específicamente a los tres doctores, incluyendo a Cecilia Blanco— por cualquier agravamiento o retraso en el tratamiento de su hermano, el único familiar que lo acompaña, ya que su madre es pensionada y con problemas de movilidad.
Rivera exigió la intervención del director de la clínica para “poner un alto a las injusticias contra los derechohabientes”. “Un enfermo no viene porque quiera; necesita atención digna. Si siguen con esa actitud, voy a reaccionar. Quiero que se hagan responsables”, advirtió, anunciando que permanecerá al pendiente y documentará cualquier maltrato adicional.