Especial
Estados Unidos cerró ayer domingo un paso fronterizo en un pueblo aislado de Texas donde miles de migrantes haitianos han cruzado y establecieron un campamento improvisado.
Las autoridades esperan detener el flujo de migrantes, al tiempo que han comenzado a transportar a algunos de los indocumentados a su tierra natal.
Aproximadamente una docena de vehículos del Departamento de Seguridad Pública de Texas se alinearon cerca del puente y el río donde los haitianos han estado cruzando desde Ciudad Acuña, México, hacia Del Rio, Texas, durante casi tres semanas. Se está utilizando cinta policial amarilla para evitar que usen una pequeña presa para ingresar a Estados Unidos
Del lado mexicano, un oficial de policía que no quiso dar su nombre dijo que los migrantes ya no podrán cruzar.
Muchos de los migrantes han vivido en América Latina durante años, pero ahora buscan asilo en Estados Unidos a medida que se agotan las oportunidades económicas en Brasil y en otros lugares.
Miles de personas están hacinadas tanto abajo como cerca de un puente internacional en Del Río.
Este domingo por la mañana, Estados Unidos envió tres vuelos de haitianos de regreso a su tierra natal. Se espera que los aviones lleguen el domingo por la tarde a Puerto Príncipe, la capital de Haití.
Muchos de los migrantes han dicho que no se dejarán cohibir por las acciones estadounidenses. Otros afirman que no pueden regresar a Haití debido a la inestabilidad en el país tras el reciente sismo y el asesinato del Presidente Jovenel Moise.
«En Haití no hay seguridad», comentó Fabricio Jean, un haitiano de 38 años que llegó a Texas con su esposa y dos hijas. «El país está sumido en una crisis política».
Una fuente oficial le indicó a la AP que habrá entre cinco y ocho vuelos de deportación por día. Otra fuente indicó que habrá solo dos vuelos por día. El primer funcionario explicó que la capacidad operacional y la aprobación de los aterrizajes por parte del Gobierno haitiano determinará la cantidad de vuelos. Ambos funcionarios hablaron a condición de anonimato al no estar autorizados para hablar con la prensa.
Una gran cantidad de personas fueron y vinieron cruzando el Río Bravo el sábado, reingresando a México para comprar agua, alimentos y pañales en Ciudad Acuña, antes de regresar al campamento en Texas.
Junior Jean, un haitiano de 32 años, miraba cómo la gente cruzaba el río con los pertrechos a cuestas y el agua por las rodillas.
Comentó que los últimos cuatro años estuvo viviendo en las calles en Santiago de Chile, hurgando entre la basura para comer.
«Todos estamos buscando una vida mejor», dijo.
El Primer Ministro haitiano Ariel Henry escribió en Twitter el domingo que le preocupan las condiciones en el campamento y que los haitianos serán bienvenidos al regresar.