El 15 por ciento de la población en México pierde cinco puntos potenciales de su coeficiente intelectual (IQ) por efecto del plomo, según un estudio del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP).
En la investigación “Exposición a plomo en México: oportunidades y retos para su control inmediato” se resaltó que esta es una de las 10 sustancias químicas de mayor preocupación en salud pública del mundo.
En el País, por ejemplo, los ciudadanos se pueden exponer al usar loza de barro tradicional esmaltada, horneada a baja temperatura para preparar, cocinar, almacenar, servir o consumir alimentos y bebidas. El 31 por ciento de las personas que lo utilizan tienen intoxicación con este metal.
Datos del INSP refieren que más de 17 por ciento de la población de 1 a 4 años tiene concentraciones elevadas de plomo en sangre, lo que equivale a 1.4 millones de niños de esa edad que están en riesgo de padecer efectos tóxicos.
El instituto indicó que se han estimado para México los costos anuales de los efectos de la exposición infantil a plomo en el desarrollo intelectual en 229 mil millones de pesos, mientras que para toda la población representan casi el 1.4 por ciento del PIB.
Debido a la urgencia en atacar este problema, en noviembre de 2019, el Consejo de Salubridad General (CSG) aprobó el Programa de acción de aplicación inmediata para el control de la exposición a plomo.
Sin embargo, después de la eliminación del metal en las gasolinas, se han documentado otras fuentes de exposición como el reciclaje de baterías, soldadoras, metalurgia, minería, basura electrónica, pinturas, algunos dulces y polvo contaminado.
Una vez que ingresa al organismo, se ha advertido que el material puede dañar todo órgano en el que se deposite y dependiendo de los niveles, momentos y duración de la exposición, el plomo ocasiona diferentes efectos en salud.
El plomo afecta principalmente el sistema neurológico, cardiovascular, renal y reproductivo en ambos sexos. Su alcance es tal, que incluso puede atravesar la placenta y llegar al bebé en formación.
“El plomo ocasiona que el recién nacido no desarrolle su potencial intelectual y genera problemas en el aprendizaje, atención, desempeño escolar y conducta. Además, se ha documentado mayor riesgo de agresividad, violencia y criminalidad en adultos expuestos a plomo en etapas tempranas de la vida”, alertó el INSP.
Los efectos anteriores, se señaló, repercuten negativamente en la educación, productividad, ingreso y oportunidades futuras, contribuyendo a perpetuar el ciclo intergeneracional de la pobreza.
Las poblaciones socioeconómicamente desfavorecidas también tienen mayor afectación por el plomo, ya que son los principales usuarios de la cerámica tradicional vidriada con plomo y tienen menos mecanismos para compensar sus efectos adversos en la salud, se acotó.
