Descubrimos múltiples posibilidades para sustituirla en nuestro día a día, condimentando los alimentos y consiguiendo sorprendentes y deliciosos sabores que nunca hubiésemos imaginado
Concienciados con la importancia de una alimentación saludable para encontrarnos bien por dentro y por fuera, cada vez más expertos aconsejan reducir la ingesta de sal.
Y es que a pesar de que la cantidad recomendada al día es de 5 gramos por persona, cada español consume de media el doble; algo que puede provocar a la larga, problemas cardiovasculares, de hipertensión, de circulación, de estómago etcétera.
Además de reducir el consumo de alimentos procesados, conviene prestar especial atención a las conservas, los embutidos, el queso, las aceitunas, los ahumados, las salsas y otro tipo de comidas – como el pan – que tomamos habitualmente y que contienen una elevada cantidad de sal.
Pero, ¿renunciar a la sal es renunciar al sabor? ¡Rotundamente no! Descubrimos múltiples posibilidades para sustituirla en nuestro día a día, condimentando los alimentos y consiguiendo sorprendentes y deliciosos sabores que nunca hubiésemos imaginado.
Ajo y cebolla. Son dos de los alimentos que más se usan a la hora de dar sabor a las comidas, no solo porque los platos no serían los mismos sin su sabor, sino por sus propiedades beneficiosas para la salud: ayudan a mejorar la circulación, tienen propiedades expectorantes y antiinflamatorias y además, tienen un alto contenido antioxidante y antibacteriano. Son dos de los ingredientes más protagonistas en la cocina española y mediterránea y se pueden añadir a todo tipo de platos tanto en crudo como cocinados. Una cebolla troceada pone un toque picante en todo tipo de ensaladas, al igual que untando un diente de ajo en una tostada con tomate, de igual manera, pochar tanto cebollas como ajos nos sirven para acompañar cualquier guiso, salsa, carne o pescado. Incluso hay muchos platos que tienen estos ingredientes como protagonistas como la sopa de cebolla o de ajo, el ajorriero, la salsa alioli, aros de cebolla, el pollo al ajillo, el bacalao al pilpil o la cebolla caramelizada.
Hierbas y especias. Son fundamentales para realzar los sabores de los alimentos, pero no solo sirven para eso, desde la antigüedad se han usado como fines terapéuticos, ayudan a la digestión, despiertan el apetito e incluso sanan afecciones estomacales. Hoy en día son indispensables en muchas cocinas como la hindú, china, mejicana, pero también en nuestro país, ya que dan ?su toque de gracia? a alimentos insípidos y hacen que la comida tenga otro sabor. Algunos ejemplos son echar orégano en ensaladas, comino en platos de cuchara, curry en carnes y pescados, azafrán en arroces, eneldo o tomillo en las verduras, albahaca en las pastas o el perejil y el cilantro en un sinfín de platos, todo es cuestión de gustos. La especia más usada para dar sabor y un toque distinto a la comida es la pimienta que puede ser uno de los mayores sustitutivos de la sal ya que en pequeñas cantidades es el mayor potenciador de sabor que hay.
Jengibre. Es otro de los alimentos más beneficioso para el organismo. Contiene propiedades analgésicas, ayuda a reducir los dolores musculares, es expectorante, es bueno para las náuseas y mareos, es antioxidante, antibacteriano y antiinflamatorio entre otras propiedades. En la cocina cada vez se usa más, ya que además de sus propiedades beneficiosas realza el sabor de las comidas dándole un toque cítrico y a la vez picante. Se suele emplear para aromatizar salsas, dar sabor a carnes o rayado con cualquier verdura a la plancha.
Alimentos marinados. Es una técnica que consiste en poner, normalmente carnes o pescados, en un líquido aromático y dejarlo en remojo durante unas horas, esto hace que el alimento esté más tierno, jugoso y sabroso. El líquido del marinado puede contener diversos ingredientes, como curiosidad saber que si el líquido principal es vinagre, se denomina escabeche, si es zumo de limón y otro tipo de ácido, se llama cebiche y si es una mezcla de vinagre y pimentón picante o dulce se conoce como adobo. Pero también se puede utilizar soja, cerveza o vino.
Salsas de verduras. Dan un sabor muy especial a estofados o a carnes a la plancha, además de ser muy beneficiosas para la salud. Hay veces que uno no sabe como tomar más verduras ya que tomarlas hervidas o a la plancha pueden llegar a ?cansar?, así que hacer una salsa con ellas es una buena idea para dar un sabor extra a las carnes y pescados. Se pueden echar todas las verduras que a uno le gusten, rehogar con un poco de aceite y una vez pochadas triturarlas, según el espesor que uno quiera se le puede echar agua o incluso leche o nata.
Quesos. Los quesos dan mucho sabor a cualquier comida. No se debe abusar de ellos, ni usar los que sean muy salados ya que se estaría cometiendo el mismo error que se trata de evitar con la sal, pero sirven para que ciertos platos resulten mucho más sabrosos. Un buen ejemplo sería la pasta, si rallamos un poco de queso sobre ellos le estaremos dando un sabor totalmente diferente, también es un buen aderezo para para ensaladas, en este caso, es mejor utilizar quesos frescos bajos en sal.
Sofritos de hortalizas. Siempre son un buen acompañamiento. Contienen multitud de vitaminas, minerales, son ricos en fibra y poco calóricos, por lo que, además de ricos, son sanos. El ajo y la cebolla son las hortalizas más usadas, pero también se puede dar sabor a las comidas con chalotas, puerros, nabos, zanahorias y apios que se fríen freír con un poco de aceite.
Cítricos. Son uno de los grandes potenciadores de sabor, se suelen usar para aderezar ensaladas o para dar un toque especial a pescados o carnes blancas. Son una fuente de vitaminas y minerales, activan el sistema inmunológico y depuran el organismo. También hay platos en los que se usan los cítricos como salsa como el pato a la naranja, pollo al limón, o la ternera con salsa de lima.
Aceites aromáticos. Claves a la hora de cocinar, se pueden comprar preparados o podemos hacerlos nosotros mismos. Hay muchas clases distintas que potencian el sabor de verduras al vapor, pescados, carnes o ensaladas. Para hacerlos caseros solo hace falta un buen aceite de oliva y plantas aromáticas como el orégano, romero, albahaca, tomillo mejorana, laurel, romero o salvia y también se puede usar ingredientes como el azafrán, el ajo y la guindilla. Se mezclan los ingredientes elegidos en un frasco o botella y se deja reposar para que liberen todo el aroma y sabor. Se pueden tener varios de distintos tipos para ir alternando.
Vino y alcoholes. También potencian el sabor en las comidas y son sustitutivos de la sal. Si al cocinar se echa un poco, hará que los alimentos cojan un sabor especial y muy sabroso, como en todo, no hay que pasarse en las cantidades y siempre dejar que se evapore el alcohol cocinando a fuego lento. Los más usados en nuestro país son el vino blanco y el tinto, el coñac, el whisky, el ron, la cerveza e incluso algunos licores. Se usan para multitud de platos, para darle sabor a las sopas, a salsas o carnes, o para flambear. Solo con un par de cucharadas es suficiente para dar sabor y aroma a nuestros platos.