Wendy Vázquez
La vocación a la enseñanza puede hacer recorrer caminos y cruzar serranías. Este es el caso de Benita Guzmán, que a sus 72 años continúa al servicio de la docencia.
Orgullosa menciona que le dieron su presea de 50 años en la docencia, pero aclara que realmente tiene 53 en activo.
Sus primeros pasos frente a un aula los guarda con cariño en su corazón y al volver su mente a ellos, dice que los recuerda como si se tratara de ayer, cuando una jovencita de apenas 19 años se adentraba en una aventura llena de enseñanza y aprendizaje en la sierra de Zapotitlán de Méndez en Puebla, recorriendo seis horas a caballo por caminos sinuosos hasta llegar a la escuela en la que iniciaría su carrera.
“Tenía que caminar hasta seis horas, sola, para llegar hasta el pueblito que estaba en la serranía, pero muy bonito, ahorita ya hay carretera, pero en ese tiempo con suerte y podías ir a caballo”, comentó.
“Era mi primera experiencia donde yo tenía que adecuar y emplear toda esa teoría que me habían dado pero a nada se parece cuando empiezas a trabajar”, recordó.
Entre las enseñanzas más grandes que le han dejado sus alumnos dijo que es el amor que le han transmitido.
Sin esperarlo, llora de emoción al decirlo y recordarlo, se limpia los ojos y menciona “cuando el maestro se apropia del corazón del alumno, el alumno aprende”.
Empecé en un medio rural pero todas las oportunidades que la vida me ha dado las he aprovechado para ser fuerte.
“Un maestro no sólo da una enseñanza en ciencias, es una enseñanza para la vida, en competencias, el maestro tiene que enseñar al niño a sacar toda esa riqueza que él tiene, que sepa hacer tantas cosas como pueda porque en la vida se va enfrentar con un sinfín de retos, y no puede cruzarse de brazos, tiene que poder avanzar, seguir avanzando y tocar puertas”, expresó.
Dice que los retos actuales son la soledad con la que crecen muchos de los niños y la tecnología que los envuelve en muchos de los casos sin supervisión.
“Tenemos que darles las herramientas, que reflexiones y que tengan mucha seguridad, eso es lo que hace la diferencia. Tener la seguridad de que vale igual que todo el mundo, y muchas veces eso es lo que hace falta en los niños”, comentó.
“Una palabra de aliento a un alumno en el momento propicio puede cambiarle la vida”, comentó.
“A los niños les digo que le echen ganas, que no se cansen, que se atrevan a hacerlo porque mientras tenga vida pueden transformar al mundo si ellos se lo proponen, la educación es la única que nos puede sacar de todo tipo de ignorancia”, puntualizó.