Pedro Páramo es la primera y única novela de Juan Rulfo, así como su segunda obra después de El llano en llamas (1953).
Muy Interesante
“Vine a Comala porque me dijeron que acá vivía mi padre, un tal Pedro Páramo”. Así inicia una de las grandes maravillas de la literatura mexicana. Publicada por primera vez un 18 de julio de 1955, Pedro Páramo, del autor mexicano Juan Rulfo, significa un universo de fantasía pero también un retrato costumbrista.
Para que sepas más acerca de la importancia de Pedro Páramo, te dejamos algunos datos fascinantes para celebrar un año más del nacimiento de una de las novelas esenciales de la narrativa nacional.
La idea de esta novela la tuvo Rulfo en la década de los años 40. Sin embargo, no se publicó de forma definitiva hasta 1955 y lo hizo después de haber dado a conocer adelantos en varias revistas desde 1953.
Pedro Páramo es la primera y única novela de Rulfo, así como su segunda obra después de El llano en llamas (1953), una recopilación de cuentos que versan sobre la muerte y la ruralidad tras la Revolución Mexicana.
Pedro Páramo se sitúa en el género de la novela revolucionaria, además de tener elementos de realismo mágico. Por ello es catalogada como una de las obras precursoras del boom latinoamericano.
La historia no supera las 150 páginas, sin embargo, la primera versión que el autor hizo tenía el doble de páginas que la versión definitiva.
La breve obra de Juan Rulfo le bastó para recibir premios tan importantes como el Nacional de Letras (1970) y el Príncipe de Asturias de España (1983).
Al principio, Pedro Páramo recibió críticas negativas, pero luego obtuvo elogios de gigantes literarios como Gabriel García Márquez, quien señaló que ninguna lectura le había producido tanta conmoción desde que leyó La metamorfosis de Franz Kafka.
Jorge Luis Borges describió en su momento a Pedro Páramo como “una de las mejores novelas de las literaturas de lengua hispánica, y aún de la literatura”.
El libro tiene dos versiones cinematográficas: la primera es un film dirigido por Carlos Velo y protagonizado por John Gavin en 1967; la segunda versión se hizo en 1978, película de José Bolaños con Manuel Ojeda en el papel de Pedro Páramo.
La obra forma parte de la lista de las 100 mejores novelas en español del siglo XX del diario español El Mundo.
En 1947, Rulfo se casó con Clara Aparicio y poco después se mudó al número 84 de la calle Río Tigris, en la colonia Cuauhtémoc. Fue allí donde escribió Pedro Páramo. En la actualidad, la entrada del edificio tiene una placa que registra la estancia de Rulfo.
En Los diarios de Emilio Renzi, Ricardo Piglia afirma que las tres grandes novelas breves de América Latina en el siglo XX son Los adioses, de Juan Carlos Onetti, Las hortensias, de Felisberto Hernández, y Pedro Páramo.
Frases de Pedro Páramo
“Nada puede durar tanto, no existe recuerdo por intenso que sea que no se apague. -Narrador omnisciente”.
“Los viejos dormimos poco, casi nunca. A veces apenas si dormitamos; pero sin dejar de pensar”.
“Y abrí la boca para que se fuera (mi alma). Y se fue. Sentí cuando cayó en mis manos el hilito de sangre con que estaba amarrada a mi corazón”.
“Cada suspiro es como un sorbo de vida del que uno se deshace”.
“¿La ilusión? Eso cuesta caro. A mí me costó vivir más de lo debido”.
“Hay aire y sol, hay nubes. Allá arriba un cielo azul y detrás de él tal vez haya canciones; tal vez mejores voces… Hay esperanza, en suma. Hay esperanza para nosotros, contra nuestro pesar”.
“Me gustas más en las noches, cuando estamos los dos en la misma almohada, bajo las sábanas, en la oscuridad”.
“El calor me hizo despertar al filo de la medianoche. Y el sudor. El cuerpo de aquella mujer hecho de tierra, envuelto en costras de tierra, se desbarataba como si estuviera derritiéndose en un charco de lodo”.
“Este mundo que lo aprieta a uno por todos lados, que va vaciando puños de nuestro polvo aquí y allá, deshaciéndonos en pedazos como si rociara la tierra con nuestra sangre”.
“Miraba caer las gotas iluminadas por los relámpagos, cada que respiraba suspiraba, y cada vez que pensaba, pensaba en ti, Susana”.
“Me valí de la oscuridad y de otra cosa que ella no sabía: y es que a mí también me gustaba Pedro Páramo. Me acosté con él, con gusto, con ganas”.
