Por Antonio Zamora
Ayer dejamos al productor en un hospital cuando dos enfermeras y un encargado de seguridad llegaron le ordenaron al actor abandonar el lugar…
-“Ud. puede ser muy famoso afuera, pero aquí dentro hay reglas que todos deben respetar, y en éste lugar no se puede estar!” – le gritaron…
El actor, lejos de intimidarse, miró a su amigo convaleciente y guiñándole un ojo le dijo:
-“Regreso en veinte minutos”…
Exactamente en ese tiempo regresó con veinte pizzas, se sentó con las enfermeras, los que hacían la limpieza y los encargados de seguridad y las compartió con ellos…
Aquel consagrado actor, famoso mundialmente, en lugar de estar en un lugar glamoroso, disfrutando de las regalías de su vida privilegiada, estaba allí, una noche, compartiendo una pizza con trabajadores anónimos para poder ganarse el derecho de estar al lado de su amigo… simplemente cumpliendo su palabra…
Al rato, naturalmente, lo dejaron ingresar. “Vas a estar muy bien. Muy pronto” – repitió – “Aún te queda mucho por hacer”…
Ese es otro de los momentos más imborrables de la vida de éste productor de Hollywood…
El otro momento inolvidable que al productor le fascina mencionar es el siguiente:
Cuando la vida lo golpeó fuerte, tuvo que tomar una de las decisiones más tristes de su vida: Vender su hermosa mansión, donde había vivido por casi veinte años…
Sin embargo, cuando la rueda de la vida completó el giro, la fortuna comenzó a sonreírle nuevamente y sus producciones comenzaron a figurar entre las más exitosas sintió que una excelente manera de completar el ciclo era recuperar su añorada mansión…
Se comunicó con el nuevo dueño varias veces, pero éste, un acaudalado francés, presidente de una gran compañía, que residía en Montecarlo, se negaba sistemáticamente…
Un día, compartió esa frustración con su amigo, el dueño de la sonrisa del millón de dólares…
Al tiempo, el millonario francés, el nuevo dueño de la mansión finalmente accedió a venderle la propiedad al productor…
Cuando éste reingresó por primera vez a su mansión, se encontró con un dibujo de su amigo actor que decía: “De vuelta en casa. Hermoso!!”
Él, ahora nuevamente afamado, cuando encontró la ocasión, le preguntó si tenía algo que ver con el cambio de opinión del francés y el actor le confesó que sí, que había volado a Montecarlo, pidió hablar con el multimillonario, y éste accedió a atenderlo solo por quince minutos… mientras se afeitaba!!
Allí estaba el actor, igualmente multimillonario, mundialmente reconocido, en el baño con un desconocido rogándole que le regresara su mansión a la persona que le había dado su primer trabajo importante como actor…
En determinado momento se arrodilló y le pidió por favor que accediera a su pedido…
El francés no terminaba de entender la situación por lo que le preguntó: “Ud. me está diciendo que voló desde su casa hasta aquí solo para pedirme que le venda mi casa a su amigo?”
-“Eso es exactamente lo que estoy haciendo” – contestó el actor…
-“Prometo pensarlo”- dijo.
Ya era un avance…
Durante todo ese verano el multimillonario francés se congració con sus amistades que había tenido de rodillas en su baño a éste consagradísimo actor…
“Él cumplió su palabra. Jamás se olvidó. Él es mucho más que un amigo… él es parte de mi alma” – dice hoy el productor…
El productor es Robert Evans…
El actor, es el que más veces ha sido nominado al Oscar en la historia, con 12…
Ganador en 3 ocasiones. Tiene el salario más alto de Hollywood. Posee una de las colecciones privadas de arte más valiosas del mundo (incluyendo varios Renoir, Van Gogh y hasta un Picasso colgado en el baño!)…
Su fortuna está valuada en más de mil doscientos millones de dólares… Sin embargo, sus amigos coinciden en que su posesión de más valor…es su palabra…
Su nombre; Jack Nickolson…
NOS LEEMOS MAÑANA…