Yuriria Sierra
Queridos E.T.’s:
Por siglos, hemos estado contemplando sus pirámides y su omnievidencia en todas nuestras antiguas civilizaciones que hoy celebramos.
Crecí subiéndome a la azotea a pasar largas horas de la noche esperando encontrarlos, que vinieran a saludarme, o por lo menos, que pasaran en su nave al igual que los aviones que volaban diariamente por mi Jardín Balbuena de toda la vida. Y nunca, nada. Alguna vez, alguna luz extraña, siendo yo ya joven adulta, en la Riviera Maya. Pero hasta ahí. Hasta que esta semana, sorpresa y alegría, ¡finalmente hemos recibido el anuncio que todos estábamos esperando! Sí, sí, sí, ¡las autoridades de Estados Unidos han confirmado que poseen evidencia de avistamientos extraterrestres y materiales biológicos no humanos!
Ahora, queridos visitantes de otros mundos, permítanme felicitarlos por su cautela y paciencia durante todos estos años. Ha sido un largo camino para que los seres humanos admitan su existencia y más aún, su presencia entre nosotros, pero finalmente lo hicieron. Supongo que también merecen un poco de crédito por su estrategia de avistamientos esquivos y apariciones intermitentes; después de todo, ¿por qué hacerlo fácil cuando pueden hacerlo misterioso y enigmático? Y eso, a los seres humanos, ¡nos encanta! ¡Ya ven que Dios y que el demonio, que los Mesías y las brujas en su leña verde, que los aluxes y los chupacabras!
Espero que comprendan nuestra emoción por esta noticia. Por siglos, hemos estado contemplando sus pirámides y su omnievidencia en todas nuestras antiguas civilizaciones que hoy celebramos (y nos peleamos por ello) como si fueran únicamente nuestra consagración ante la historia y la biología. Pero más recientemente, las historias de abducciones, avistamientos y extraños círculos en los campos de cultivo, preguntándonos si eran sólo obras de una imaginación muy vívida o evidencias genuinas de su presencia. Y ahora, con el anuncio oficial del gobierno de Estados Unidos, podemos respirar aliviados y aceptar la verdad: ustedes están aquí.
Ahora bien, permítanme compartir algunos pensamientos con ustedes, desde nuestro punto de vista terrestre, por supuesto. En primer lugar, les agradecemos por no haber invadido nuestro planeta ni succionado todos nuestros recursos naturales como nos advertía el gran Stephen Hawking que podría ocurrir en caso de que ustedes llegaran hasta acá. Como pueden imaginar, hemos tenido suficiente con nuestras guerras internas y conflictos (no sé si lo sabrán, pero pocos no han sido) ¡Así que, gracias, por darnos un poco de espacio para que podamos seguir peleándonos únicamente entre nosotros! Y sobre todo, agradecerles la gentileza de no juzgarnos por ésta y nuestras otras tantas idioteces,
Apreciamos también la muestra de respeto al mantener una distancia considerable. De respeto o precaución sanitaria. Sé también que podría resultar terriblemente tentador venir y salvarnos (desde su segura superioridad racional, pero también emocional y existencial) de nuestras tantas tonterías autodestructivas, pero, seguramente, desde esa misma superioridad saben que somos completamente testarudos y cabezas duras para aceptar que alguien es más y mejor que nosotros. No obstante, me queda una inquietud: ¿por qué no han hecho un esfuerzo por comunicarse con nosotros abiertamente?
En fin, estimados y añorados extraterrestres: matemática y probabilísticamente sería una estupidez pensar que ustedes no existen. Pero entiendo que, cuando nos ven pelear, cuando sondeen nuestra actividad neuronal y nuestro estúpido maltrato del planeta, nuestra relación con nosotros mismos y el resto de los seres vivos, prefieran, de plano, ni acercarse. Porque nada más de lejitos yo sé que todos ustedes concluyen una sola cosa: E.T. wants to phone home…