Conquistó escenarios como la Metropolitan Opera House de Nueva York y La Scala de Milán
Por Staff/Agencia Reforma
La Prensa
MÉXICO.- La soprano Gilda Cruz-Romo (Guadalajara, 1940-2025), que conquistó escenarios como la Metropolitan Opera House de Nueva York y La Scala de Milán, falleció este lunes 30 de junio a los 85 años.
Debutó en el Covent Garden de Londres en 1972 y al año siguiente en La Scala, donde participó en dos temporadas. Uno de sus mayores éxitos lo alcanzó con Luisa Miller, al lado de Luciano Pavarotti, en una transmisión televisiva para la RAI de Turín que la catapultó ante el público europeo.
Desde su debut en la Metropolitan Opera House de Nueva York en 1970 como Cio-Cio-San (Madama Butterfly), Cruz-Romo se mantuvo como una presencia constante durante más de una década en ese escenario, donde cantó papeles protagónicos junto a figuras como Pavarotti, Plácido Domingo y Sherrill Milnes.
“Es la cantante mexicana con más éxito durante el siglo 20, con tres lustros en la Met de Nueva York ni más ni menos y las casas de ópera de todo el mundo”, valora en entrevista Octavio Sosa, exdirector de la Compañía Nacional de Ópera, quien asistió a sus actuaciones en la década de los 70 en el Palacio de Bellas Artes.
En una entrevista con The New York Times en 1987, la soprano reconocía el impacto que esa etapa tuvo en su carrera: “Empecé a cantar, cantar y cantar, y a estudiar y estudiar y no he parado. Tienes que trabajar duro, olvidarte de tu bella cara”.
A lo largo de su carrera abordó más de 40 roles, con una marcada afinidad por el repertorio de Giuseppe Verdi. Encarnó a 11 de sus heroínas, desde Aida y Leonora hasta Amelia y Desdemona, convirtiéndose en una de las intérpretes más sólidas del compositor italiano durante las décadas de los 70 y 80.
Aunque forjó su trayectoria fuera de México, regresaba con frecuencia para cantar en el Palacio de Bellas Artes, donde fue figura habitual de las temporadas operísticas antes de emprender una de las más brillantes y sólidas carreras internacionales del arte lírico de México, tal como resalta Octavio Sosa en las notas del disco Grandes voces de la ópera en México.
Discípula de Ángel R. Esquivel, sus inicios en el canto se dieron en el coro del Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández en las giras a Europa, Asia y Centroamérica.
Radicada en San Antonio, Texas, vivió sus últimos años alejada de los escenarios.